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Las lágrimas del cielo no frenaron la humildad de un barrio entregado

Crónica del Martes Santo 2022. Las Lágrimas

Redacción: Lolo López Díaz

Fotografías: Paco Rosco Rosco y Manuel Molina Bolaños

¿¡Cómo no iban a esperarles!? Si llevaban dos años sin ver “al rey del Martes Santo y la madre de San Juan” como ellos mismo comentaban. El reloj pasaba ya de las tres de la mañana, pero desde los más grandes a los más pequeños se dieron cita para despedir a su cofradía.

Dicen que cuando algo se desea con todas las ganas del mundo, al final tarda más de la cuenta en producirse. Pues esa frase resume a la perfección lo que fue el inicio de la estación de penitencia de la Hermandad de Jesús de la Humildad y María Santísima de las Lágrimas.

Porque con todo preparado para comenzar, sobre las 19:00 horas el cielo se cubrió de nubes y empezó a llover de manera abundante. La suspensión de la procesión era algo que rondaba a todos los hermanos de la cofradía. “Dos años sin poder salir por la pandemia y ahora la lluvia”, pasaba por la cabeza de todos.

Pero esto no podía terminar así. Cerca de las 20:00 horas, cuando la lluvia cesó, la cruz de guía tomó la calle y, ahora sí, el barrio de San Juan volvió a ver y a sentir con su cofradía. Jesús de la Humildad volvió a ver su barrio entregado, acompañado por la Agrupación Musical Santísimo Cristo de la Merced de Almendralejo.

Además, este año custodiando al señor se encontraban tres preciosas potencias que fueron regaladas por Don Santiago Gallego Álvarez, padrino de la imagen, y que desde la cofradía apuntaron que buscarían la manera de incorporarlas en la Semana Santa de 2023.

María Santísima de las Lágrimas, por su parte, salía a la calle por primera vez tras su restauración llevada a cabo en el pasado año, y desde atrás se encargaba de velar por todos los allí presentes, acompañada por la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Paz de Mérida.

Con un paso más acelerado de lo habitual, puesto que la lluvia no paraba de amenazar, la cruz de guía comenzaba a dejar calles de San Juan atrás hasta comenzar la larga avenida Juan Carlos I. Sin embargo, al llegar al centro de la ciudad, decidieron recortar el recorrido, debido al retraso que llevaba la procesión, por lo que el Templo de Diana no pudo disfrutar de las dos imágenes de esta cofradía, ya que recortaron por Santa Eulalia.

En la llega a la plaza de España, parecía que todo iba a transcurrir con normalidad. Pero de nuevo la lluvia se hizo notar, por lo que tuvieron que resguardarse en Santa María. La espera se hizo interminable. Mientras, por la puerta de la concatedral pasaban las diferentes imágenes de la Hermandad del Calvario.

Una vez pasó María Santísima de la Amargura, la cruz de guía volvió a tomar la calle para poner rumbo a su casa, a su barrio, con su gente. La petalada de la cofradía infantil a María Santísima de las Lágrimas dio más fuerza aún para encarar la vuelta a San Juan. Una vuelta difícil, a paso ligero, en la que las fuerzas flaqueaban, pero dos años después de todo lo sucedido el esfuerzo merecía la pena.

El silencioso paso por de la avenida Juan Carlos I y por la Tres Fuentes, no era un síntoma de flaqueza, todo lo contrario, solo era para coger fuerzas porque lo mejor estaba por llegar. Y ahí es de donde todos los que componen la cofradía sacaron sus últimas fuerzas para subir la imponente calle Río Jerte porque al final del todo le estaba esperando un barrio que les recibió con un gran aplauso por el esfuerzo realizado.

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¿¡Cómo no iban a esperarles!? Si llevaban dos años sin ver “al rey del Martes Santo y la madre de San Juan” como ellos mismo comentaban. El reloj pasaba ya de las tres de la mañana, pero desde los más grandes a los más pequeños se dieron cita para despedir a su cofradía.

Por eso, con los sones de la banda de fondo, Jesús de la Humildad abrazó a María Santísima de las Lágrimas antes el aplauso y la emoción de los allí presentes. Esta vez sí. Esta vez el barrio de San Juan paseó a sus imágenes por la ciudad de Mérida, y brindó unos momentos únicos a sus vecinos con una preciosa despedida donde Eusebio Oliva brindó dos emotivas saetas.

Antes de despedirse del barrio, el hermano mayor de la cofradía, Francisco Javier Dopico Ramos, dio las gracias a las portadoras por el esfuerzo realizado durante la estación de penitencia en la última levantá.

También hizo lo propio con los costaleros de María Santísima de las Lágrimas donde, en un silencio atronador, resaltaba su voz pidiendo disculpas a costaleros, nazarenos, bandas de música e incluso a los vecinos del barrio, por la dificultad que había llevado sacar hacia adelante la procesión en un día tan complicado y por la tardía vuelta a casa.

La gran ovación de los allí presentes fue un claro: ¡GRACIAS A TI! Gracias por volver a mostrar a Mérida una cofradía que rebosa humildad y sacrificio y a la que las lágrimas caídas del cielo no pudieron parar. Por eso, antes de recogerse, una voz entre la gente exclamaba: “¡Estamos aquí con vosotros!”. Y como para no estar, después de todo lo pasado.

Ahora, el barrio de San Juan vuelve a la cotidianidad, a sus rutinas, pero contando los días para volver a disfrutar de su Martes Santo, de su cofradía y de su gente, pero ya en 2023.

Galería de Imágenes: Paco Rosco Rosco y Manuel Molina Bolaños.

Videos: Francisco Rosco Rosco y Rubén Mancera Morán.

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