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La partitura perfecta

Crónica del Miércoles Santo 2023. Tres Caídas

Redacción: Mario Hernández Maquirriaín

Fotografías: Paco Rosco Rosco y Manuel Molina Bolaños

El caso es que ver aparecer esa humilde, como el barrio, Cruz de Guía con su sudario, te hace entender que, como Cofradía que son, van a traer y llevar, a sembrar por donde pasan, el alma de un barrio

Cuando el azul se hace presente cada Miércoles Santo, la ciudad, la Nueva Ciudad se hace tan grande como la puerta de la Parroquia de Nuestra Señora de los Milagros. Sí, esa puerta no proyectada en el diseño original de la misma y que sólo el tesón de los hermanos de la Cofradía de las Tres Caídas consiguió.

Se trata, entonces, de romper muros y, de eso, esta ya veterana hermandad, sabe mucho. Ojito el cambio que, en los últimos años ha pegado la Cofradía de Las Tres Caídas, la del polígono (mira que detesto esa denominación que, bien traída, resulta hasta romántica).

Pues ¿saben? la hermandad ha encontrado ya las notas perfectas de una partitura que es música celestial para su barrio, para su gente y, sobre todo, para Mérida. Y es que, en la sencillez de las cosas, reside la partitura sublime, esa que nunca sabes si se llegará a ejecutar y que, Tres Caídas ejecuta a la perfección.

El caso es que ver aparecer esa humilde, como el barrio, Cruz de Guía con su sudario, te hace entender que, como Cofradía que son, van a traer y llevar, a sembrar por donde pasan, el alma de un barrio.

La composición músical de Tres Caídas tiene sus primeros compases con la alegría de los más pequeños en la tarde luminosa del Miércoles Santo y va cogiendo brío con los cascos de los caballos de la Policía Nacional golpeando contra el adoquinado del puente romano.

Así, mientras va sonando la melodía, llega el sonido, suave pero contundente, de la campana del trono sobre el que procesiona el Cristo de las Tres Caídas que, ayudado por su cirineo, golpea su rodilla en el último tramo del puente romano.

El tempo cambia por completo tras la caída de Cristo y, cambiando a allegro cuando, sobre la partitura en la que se convierte la Plaza de Roma, aparecen los matices que, a modo de suave caricia, van dejando las bambalinas de Nuestra Señora de la Misericordia que, hace que la melodía se vaya diluyendo en una explosión final que va dejando una composición perfecta, de aromas y con sabor a despedida, la despedida de un hermano mayor que termina su mandato con los deberes hechos y dejando un impresionante patrimonio.

Y mientras suena el golpe final, las ondas del Guadiana se convierten en nuevos pentagramas para que, las Tres Caídas, vuelva a componer la melodía perfecta.

Galería de Imágenes y Videos: Paco Rosco Rosco, Manuel Molina Bolaños, Luis Zama Álvarez y Lolo López.

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