TOP

Ese amor infinito …

Crónica del Domingo de Ramos 2023. Infantiles

Redacción: Ana Gaviro Gómez

Fotografías: Francisco Rosco Rosco, Luis Zama Álvarez y Raúl Flores Hernández

La plaza luce abarrotada, engalanada, exultante como el mejor Domingo de Ramos que recordamos. Abuelos, padres, hermanos, primos,… observan con ilusión esta salida procesional.

Con puntualidad inglesa (sólo eso, puntualidad, más le gustaría a los ingleses) a las seis y media de la tarde se abrieron las puertas de Santa María y la Cruz de Guía cruzó el dintel.

Ya hacía algunos minutos que la banda de la OJE esperaba situada a la izquierda del gran portalón. Y empezaron a desfilar ellos, los niños. Es su desfile. Es su desfile soñado. Es su Domingo de Ramos.

Dentro de la Concatedral, María vuelve a su niñez. A la parroquia dónde se bautizó. A ver a La Burrita. A disfrutar de todos esos detalles que no alcanza a poner en pie, pero que sabe –todos sabemos- que están en su corazón.

La plaza luce abarrotada, engalanada, exultante como el mejor Domingo de Ramos que recordamos. Abuelos, padres, hermanos, primos,… observan con ilusión esta salida procesional. Dentro de la procesión se reproduce el estándar: abuelos, padres, hermanos primos, padrinos, madrinas postizas y hasta vientres nazarenos que se convierten en los otros portadores-con mayúsculas- de la Cofradía Infantil.

Ese cortejo desordenado, simpático, desenfadado…avanza. Sí, desenfadado, pero sólo en apariencia. Son pequeños, pero no tontos. Saben que tienen una función: Hoy sólo engrosan, sólo hacen efectivo, ese gracioso cortejo de Los Infantiles (in Memoriam D. Pedro Rodríguez de Tena) representando al pueblo alborozado saludando la llegada del Mesías. Pero mañana…mañana deberán tomar las riendas de la esperanza que representa la Semana Santa y sus Cofradías para todos, para Mérida, para el Orbe Cristiano. Y les aseguro…están preparados para la continuidad, para el compromiso.

Dentro de la Concatedral, María hace la primera levantá. Enfrente de ella, el Cristo de la Burrita y San Juan, que recupera la palma trenzada, le devuelven la mirada ilusionante del recuerdo infantil.  La Palmera de la Memoria, por su parte, recuerda a los protagonistas de este desfile, a los niños, que los abuelos son ese amor infinito del Cristo de La Burrita que les ilusiona, les enseña, les hace disfrutar de esos tiempos que no van a volver.

En la procesión no falta el tramo de los hermanos del Calvario. La memoria siempre está presente en la historia de esta Cofradía Infantil. Cómo ese recuerdo que muchos niños tendrán a lo largo del año cuando vean cumplidas las peticiones que hicieron el día de la Oración de la Burrita, y que este año volvían a estar presentes en la procesión, en un cofre a los pies del Cristo.

Dentro de la Concatedral, la Agrupación Musical de Hinojosa del Duque (Córdoba) entona Cerca de Ti, Señor. No se puede buscar mejor banda sonora. Por ellos. Por los niños representados en ese paso por el Niño Hebreo que con su impulso alegre y desenfado –como el cortejo de salida- tira de la brida de La Burrita. Por la Memoria. Por los que no están, por los que están y por los que estarán.

Han pasado veinticinco alegres minutos desde que la Cruz de Guía atravesó el dintel y es ahora cuando La Entrada de Jesús en Jerusalén ocupa ese lugar. La Plaza irrumpe en aplausos. ¡Estos chicos no se merecen menos! Queda por delante esa eterna chicotá que los va a dejar mediada la calle El Puente, eterna estampa de la Jerusalén hispana. Queda por delante pisar el adoquín emeritense –renovado en algunos tramos- dejando la huella de quién sabe lo que hace y porque lo hace. Queda por delante seguir sembrando sabiendo que la continuidad y el compromiso se han sembrado un año más y que…

No…en esta ocasión no queda un año para volver a verla. La despedida ayer sólo será hasta el Viernes Santo.

Galería de imágenes y videos: Francisco Rosco Rosco, Luis Zama Álvarez y Raúl Flores Hernández.

Facebooktwitterlinkedinmail