Es Domingo de palio
Crónica del Domingo de Ramos 2022. Sagrada Cena
Redacción: Paco Vadillo Solís
Fotografías: Marco A. Sánchez Nova, Antonio Moreno Barriga y María Bermejo Casablanca
Cuánta elegancia condensada en esa chicotá bajo los sones de la marcha. Silencio en el Templo
El Domingo de Ramos en Mérida brilló como nunca. Tras dos años en silencio obligado por las calles de la barriada de La Argentina los sones, las capas rojas purpúreas, el cáliz y la vid llenaron de esperanza cada rincón de la ciudad.
Desde San José, tras meses trabajando en silencio, haciendo hermandad, con orgullo y humildad, volvió a salir la caravana del amparo, la protección y el auxilio, como así marca la advocación de su virgen titular, Nuestra Señora del Patrocinio. Pero en esta ocasión con un halo diferente, conmovedor, grandioso.
El Patrocinio estrenaba, por fin, en las calles de la capital extremeña, su nuevo palio. Es Domingo de palio en la Semana Santa de Mérida. El techo de palio, como anunció la propia hermandad hace días, está realizado por el pintor Isidro Belloso en óleo sobre lienzo.
Presidiendo el nuevo techo de palio se encuentra nuestra patrona, la Mártir Santa Eulalia acompañada por ángeles “envueltos por las famosas nieblas”. En la parte inferior tonos rojizos que representan el martirio con referencias al mundo romano y en la parte superior su túmulo.
“Santa Eulalia, que porta en su mano izquierda la palma con la doble corona, se convierte en la transición entre el martirio terrenal y el mundo celestial donde la niebla va entrelazando su aureola. El hornito se deposita en la parte inferior de la composición y con su mano derecha nos indica la presencia de Nuestra señora del Patrocinio presidiendo el paso justamente debajo”, así lo anunciaba la Santa Cena a través de sus canales oficiales, y de una forma portentosa llevada con mimo por sus 35 costaleras lo pudimos disfrutar en cada esquina de su estación de penitencia.
Si ya cada año era una delicia dejar sorprenderse por su bajada por José Ramón Mélida hacia la Puerta de la Villa, en esta ocasión, el contoneo de sus bambalinas burdeos y esa malla plateada diseñada por Ángel de las Heras permitió ver la grandeza de la hermandad y su crecimiento año a año. Estampa única que dejó a los presentes boquiabiertos. Y gran culpa de esto lo tienen las mujeres que bajo el paso miman a su titular como nadie. Justo antes de comenzar, pude encontrarme con ellas, emocionadas, ansiosas. Sabiendo de la responsabilidad que tenían de poner el primer palio de Mérida por las calles de la capital autonómica. Una de ellas, novata en estas lides, Inés González, contaba emocionada “estoy nerviosa porque es una gran responsabilidad”… Y vaya si fueron responsables. Pasito a paso, racheando con elegancia recorriendo cada rincón de nuestra ciudad Patrimonio de la Humanidad volvieron a dejar claro que esta cofradía no para de crecer.
Y delante de ellas, Jesús del Amor presidiendo la Sagrada Cena. Sus andas barnizadas le dotaban aún más de sobriedad y excelencia. Su cuerpo de costaleros volvieron a demostrar el intenso trabajo de ensayos durante semanas. “Qué Mérida disfrute de su grandeza”, decía Andrés Álvarez, uno de sus capataces al paso de la Sagrada Cena por una abarrotada Plaza de España que les esperaba con ilusión.
Pero este año los emeritenses y los visitantes sabían que en el recorrido había un momento especial, diferente, que dibujaría el Domingo de Ramos para el recuerdo. El paso de la hermandad por el Templo de Diana.
Samuel, Alberto, Rodrigo y Cayetano esperaban con sus instrumentos sobre el escenario del monumento. Allí, cuando asomaba por Romero Leal la Sagrada Cena comenzaron a interpretar ‘Gitano de Sevilla’ con la sorpresa y emoción de los presentes. Piel de Gallina.
Cuánta elegancia condensada en esa chicotá bajo los sones de la marcha. Silencio en el Templo. Todos miraban hacia el grupo escultórico de Juan Antonio Blanco Ramos, el escultor en activo que más imaginería ha aportado a la Semana Santa emeritense de Interés Turístico Internacional.
El público, tras este onírico momento, esperaba al Patrocinio. Cayetano iniciaba a golpe de tambor los sones de ‘Mi Amargura’. Le seguía el violonchelo y violín de Rodrigo y Alberto, y lo completaban las manos privilegiadas de Samuel con su piano. Emoción en todo el entorno monumental. Uno de los momentos claves de este Domingo de Palio con el Patrocinio recorriendo el frontal del Templo de Diana en una chicotá que recordaremos por mucho tiempo. Felicidades a la hermandad por esta idea tan cautivadora y emocional.
La Hermandad partía de nuevo hacia su parroquia de San José deshaciendo el camino recorrido, siendo acompañado por las bandas de Cornetas y Tambores Resucitado de Badajoz y la Banda Municipal de Música de Llerena. Momento de introspección de vuelta a casa. Momento muy personal el del regreso a La Argentina.
A sabiendas que el barrio y los fieles les esperarían con ganas a las puertas de la Casa Hermandad. Y así fue.
Nunca costó tanto la entrada de una procesión en su Templo como ésta. Y costó porque nadie quería que acabase este Domingo de Palio. Tras dos años de parón el Domingo fue una jornada inolvidable. Lágrimas, abrazos, emoción entre todas las hermanas y hermanos de la Sagrada Cena en su entrada con la satisfacción del trabajo bien hecho. Elegante. Evolucionando. Siendo conscientes que arrancar la Semana Santa de Mérida es una responsabilidad que cumplieron con creces.
Amor y Patrocinio duermen en su Casa Hermandad. Pero descansan satisfechos por el buen trabajo realizado por la cofradía, y la Estación de Penitencia que regalaron a emeritenses y foráneos llena de momentos inolvidables.
Culmina así este Domingo de Palio. Pero se han abierto puertas al futuro con esperanza.
Galería de Imágenes: Marco A. Sánchez Nova, Antonio Moreno Barriga y María Bermejo Casablanca.
Videos: Antonio Moreno Barriga.