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El Corpus y sus pequeños detalles

Dios se hace presente en nuestras calles a diario, de eso no hay duda, en el rostro del pobre, del necesitado, el del abuelito que, a duras penas y con su bastón, avanza por la calle Santa Eulalia, en la mirada, siempre limpia, de los niños y niñas de Primera Comunión, en las dificultades y las luchas de las personas con discapacidad… en definitiva, de una manera u otra, en todos nosotros.

Pero hay un domingo, ese que brilla más que el sol, en el que es el mismo Cristo el que pasea por nuestras calles y, para ello, las engalanamos y alfombramos con esa juncia que da frescor a la mañana y que, gracias a las últimas lluvias, a modo de milagro, ha teñido de verde el recorrido por el que Jesús Sacramentado ha paseado por Mérida, a hombros de jóvenes costaleros de nuestras Cofradias, en su Custodia enmarcada en el maravilloso templete de plata, del siglo XVII, que cada diciembre cobija a la Mártir Santa Eulalia. ¿Puede haber mejor cobijo para el Santísimo? (Deberíamos aprender a fijarnos en estos pequeños detalles en lugar de buscar donde no hay).

Un rito, una tradición con todos los detalles que se repiten, año a año. A primerísima hora de la mañana, cuando aún impera el silencio en nuestras calles, las hermandades y asociaciones encargadas del montaje de altares comienzan con su peculiar trabajo para rendir culto al Señor con todos los honores.

De esta manera, el Mercado de Calatrava, en ambas puertas de acceso, se convierte en monumento efímero para el levantamiento de altares en los que realizará Estación la Custodia.

De esta manera, la Cofradía del Santísimo Cristo de las Tres Caídas extiende el manto de Nuestra Señora de la Misericordia en la escalinata del edificio que en su día fue convento Franciscano. La Misericordia ante el Santísimo, primer mensaje del día…

La Adoración Nocturna elige la calle Delgado Valencia para, con los colores Blanco y Amarillo, levantar el altar que nos recuerda que debemos rezar por el Santo Padre, convaleciente de una intervención quirúrgica y cumplir con lo que siempre nos pide: rezar por él, segundo mensaje…

Y en la otra puerta del Mercado, la Hermandad de las Lágrimas nos muestra, presidiendo el altar, a Santa Ángela de la Cruz, abanderada de la Caridad y del Servicio a los demás, tercer mensaje…

Buscar el sentido a esta jornada se basa, fundamentalmente, en mirar los pequeños detalles, centrarnos en el mensaje porque, además, la ciudad, representada en la institución municipal, recibe al Santísimo en la puerta de la Casa Consistorial, la que representa a todos y cada uno de los emeritenses.

La lluvia de pétalos se hace interminable en el altar instalado en la puerta de la Concatedral donde nuestro Arzobispo, en el último Corpus que presida como titular de la Diócesis, realiza la bendición final con el Santísimo y, a modo de despedida, realiza éste último gesto con los cristianos emeritenses. Una imagen, sin duda, para recordar.

El Domingo del Corpus es, en definitiva, el de los mensajes escondidos en los pequeños detalles, esos detalles que saben buscar, y provocar, los cristianos de Mérida.

Galería de Imágenes: Manuel Molina Bolaños.

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