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Más empatía (La Intrahistoria de una decisión soberana)

Crónica Santo Entierro 2024. Calvario.

Redacción: Ana Gaviro Gómez.

Fotografías: Ángel M. Espinosa Cuéllar.

En decisiones meditadas, medidas y consensuadas. Una decisión que duele en el corazón de los que la toman.

Viernes Santo. 29 de marzo de 2024. Hora Nona.

(tres de la tarde, según el calendario gregoriano que es el que marca nuestra cotidianeidad).

Se anuncia de manera oficial la suspensión: “Reunida la Junta de Gobierno….ha decidido SUSPENDER LA PROCESIÓN OFICIAL DEL SANTO ENTIERRO. Las puertas de la Ermita del Calvario estarán abiertas desde las 18.30 a 20.00 horas”.

La suspensión llega con tres horas y media de antelación sobre la hora prevista para el inicio de la estación de penitencia.

Es tiempo más que de sobra para que todos los Hermanos se den por enterados. Para que el resto de Hermandades y Cofradías y sus respectivas representaciones, que también participan en el Santo Entierro, no se desplacen; para que no lo hagan las bandas; para no causar más estragos a autoridades eclesiásticas, civiles, militares. En definitiva, tiempo suficiente para que todos los que, en esta semana, están ávidos de Semana Santa, sepan que el cortejo no iniciará penitencia.

Por desgracia también es tiempo suficiente para la crítica–y mucha- de aquellos que, amparados por la rapidez y, en demasiadas ocasiones, el anonimato de las redes sociales, cargasen tintas –dedos, en este caso-, contra la decisión de la Junta de Gobierno. “Basta un teclado para publicar condenas”, diría el Papa Francisco horas después en una de las reflexiones del Vía Crucis romano.

Fue una decisión soberana cargada de razones. De responsabilidad histórica. De cuidado, desvelos y amor al prójimo. Basada en partes meteorológicos. Análisis objetivos. En decisiones meditadas, medidas y consensuadas. Una decisión que duele en el corazón de los que la toman.

Hubo que esperar casi cinco horas para que el tiempo, ese que nos ha fastidiado a todos esta semana, diera la razón a la Junta de Gobierno. El 100% de agua durante el tramo horario en el que debía transcurrir el desfile hacía acto de presencia con un aguacero contundente.

A partir de ahí chubascos fugaces ahora. Lluvia fina, pero constante, luego. Lo justo para haber hecho del final de la procesión, una vez rebasada la Concatedral, una ‘ratonera’. Hubieran vuelto los dedos raudos a tocar el teclado para amparados, en demasiadas ocasiones, en el anonimato de las redes sociales, dictar sentencia por la decisión de la Junta de Gobierno.

Ha sido la historia interminable de esta Semana Santa. Cualquier decisión de una Junta de Gobierno, en este corroborada por lo climatológico es acertada. Es soberana. Y no es de recibo estar poniendo en el disparadero a cualquier grupo de hombres y mujeres que, en esos momentos, están tomando la decisión más importante de sus vidas. El consuelo, de nuevo en las palabras escritas por el Pontífice ayer. “El que ama no se queda derrumbado, sino que vuelve a empezar, el que ama no se cansa, sino que corre; el que ama vuela” .

Es la intrahistoria (interminable) de una decisión soberana. Para la historia, los cientos de emeritenses que ni abandonaron a la junta de gobierno, ni al Santísimo Cristo del Calvario Yacente, ni a la Virgen de los Dolores.

Nos queda lo verdaderamente importante. La Resurrección. La Luz …y ojalá nos depare…cuando menos, más empatía.

Galería de Imágenes y Vídeos: Ángel M. Espinosa Cuéllar.

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