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La Soledad, luz del Viernes Santo

Crónica de la Soledad 2024. Calvario

Redacción: Mario Hernández Maquirriaín.

Fotografías: Francisco Rosco Rosco.

La Soledad puede ser, quizás , el mensaje que nos manda alguien para explicar por qué hemos vivido una Semana Santa así, de lluvia y lágrimas.

Soledad, era el único resquicio de procesiones en la calle que le quedaba a Mérida en un aciago Viernes Santo. Soledad, la que se sintió desde por la mañana en las calles de la ciudad, vacías de nazarenos y llenas de gente que, con resignación, iba asumiendo las noticias de suspensiones que, a través de redes sociales, iban llegando.

La Soledad, por tanto, se convirtió en Esperanza, esa que nunca se pierde y que, en un resquicio de la madrugada, en una especie de tregua concedida por el cielo, pudo realizar su Estación de Penitencia.

La Soledad puede ser, quizá , el mensaje que nos manda alguien para explicar por qué hemos vivido una Semana Santa así, de lluvia y lágrimas. Quizá, quién sabe, aquel que nos dió a su madre como nuestra madre, quiso que fuera a quién acompañáramos en la madrugada oscura del Sábado Santo.

El Calvario volvió a tomar la decisión acertada, como lo hiciera por la tarde. Con los partes en la mano, sabía que, al menos, podían regalar a Mérida la presencia de la Virgen por sus calles cumpliendo con la tradición del Viernes Santo.

Bajo palio, algo extraño en esta procesión pero quizás necesario, salió de la Ermita para, en poco más de una hora, regresar a ella para que, quienes nos consideramos cristianos y cofrades, vivamos la espera de la, ojalá, luminosa mañana del Domingo donde, aunque llueva o truene, Cristo resucitará y volveremos a soñar con una nueva Semana Santa.

La Soledad nos conmovía un año más y, por delante, tenemos todo un año en el que reflexionaremos sobre esta Semana Santa y todo lo que ha conllevado.

Fotografías: Francisco Rosco Rosco.

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