Tampoco pudo ser, y mira que soñábamos con que, al menos, pudiéramos disfrutar de la última procesión en la calle acompañando a Jesús Resucitado pero los partes, esos partes tan consultados éstos días, auguraban que, en cualquier momento, el agua podría hacer acto de presencia.

La prudencia, nuevamente, ha reinado en la Junta de Gobierno. ¿Para qué arriesgar si ya las calles estaban encharcadas? ¿Para qué hacer una procesión con un aire traicionero que, posiblemente, variaría la situación en cualquier momento? ¿Para qué procesionar con el corazón en un puño? No pudo ser, y punto, no hay más, en la Semana Santa 2024 Nelson se ha hecho presente y ha reventado los sueños e ilusiones de los y las cofrades pero… Ha llenado pantanos y embalses, conformemonos con eso.

Y eso que caminábamos buscando al Resucitado pensando que sí, que saldría, que podríamls gritar a Mérida, nuevamente, el nacimiento a la vida. En definitiva “¿importancia? A lo importante” aquí no cabe otra historia pero lo cierto es que, a pesar de todo, lo importante es que nuevamente ha vuelto a pasar, Cristo ha Resucitado en todos y cada uno de nosotros.

Ambiente tranquilo en el Templo efímero de las Cofradías de Santa Eulalia. Las hermandades ya eran conscientes de que, en esas condiciones, no se podía salir. Aún así, las personas que hemos acompañado a la hermandad hemos podido disfrutar del improvisado encuentro de la mañana de Resurrección a los sones de la impresionante Agrupación Musical de la Oliva de Mérida. ¿Qué más se puede pedir? Durante media hora nos hemos emocionado junto a ellos y ellas, de una demostración de estilo costalero.

Es lo que queda. A partir de ahora, a seguir trabajando de cara a 2025 en el que, esperemos, podamos disfrutar de todas nuestras Cofradías en la calle porque, si ha servido para tener reserva de agua, ese será el fruto de la Semana Santa 2024. Lo demás es, siempre, efímero.

Galería de Imágenes: Pedro Armario Calle y Francisco Rosco Rosco.