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A Rostro Descubierto

Crónica del resucitado 2020. #SSMerida2020Virtual

Recordando el Resucitado de la Cofradía del Nazareno

12 de abril de 2020

Redacción: paco vadillo

Imágenes: Francisco Rosco, Luis zama, Manuel molina y José manuel romero cerrato (Mané).

A ROSTRO DESCUBIERTO.

Llega el día más importante de la Semana Santa de Mérida. El que le da sentido a siete días de Pasión. A la vida en una semana, como bien pregonara Mario Hernández.

Y el atrio de la basílica de Santa Eulalia lo sabe perfectamente. En los últimos años han hecho de este Domingo uno de los que le da sentido a las palabras “convivencia” y “hermandad”.

El Domingo de Resurrección es la fusión de dos hermandades que se hacen una por las calles de Mérida. Y esa unión de alegría se ve cada año refrendada en los rostros de los miembros de las dos cofradías que, a cara descubierta, van promulgando por las calles de la capital extremeña la alegría y la exaltación que esculpió Zancada en su cristo.

Un año más, y ya van dos, los sueños de los jóvenes de la hermandad de los Castillos se hacen realidad con la luz del sol. Una luz que en este 2020 aparece tímida, como si no quisiera tener el protagonismo que merece en unos tiempos tan duros y complicados que estamos viviendo.

Pero sale el sol, la hermandad junto con sus vecinos de los Ferroviarios tienen que hacer un ejercicio de esfuerzo para mostrar la alegría de la Resurrección al mundo. Porque haciéndolo desparraman la esperanza que en estas fechas es más necesaria que nunca. La esperanza de la Resurrección, la del cambio, la que debe solucionar los problemas. ¡¡¡Cuán fundamental es hoy transmitir esa serenidad y alegría que esparce el cristo de Zancada!!!

Y las hermandades lo saben, y son conscientes que en el día de hoy, en este 2020, es más fundamental que nunca repartir alegría y esperanza de cambio, que tras los pesares y las pérdidas llega un haz de luz que provoca que todo se apacigüe.

Recordando el Resucitado de la Cofradía del Nazareno

Salen puntuales de la basílica. Hoy, los jóvenes de los Castillos volverán a poner en la calle el que ha sido la bandera de la transformación de muchas hermandades. Y es que bajo el paso del Resucitado han pasado decenas de cofrades jóvenes que han calado en las cofradías de la ciudad como revulsivo de nuestros tiempos. La Resurrección de los Castillos es, y ha sido, una cantera de jóvenes cofrades para toda la ciudad, y evidentemente con más ahínco para su propia hermandad.

Hoy nadie lleva cubrerrostro. El morado se convierte en blanco. Los capirotes desaparecen para que nos veamos las caras y se demuestre con alegría, y sin miedos, la fe que practica cada uno de los miembros de las hermandades que participan en la procesión.

Hoy los cubrerrostros se transforman en las sonrisas de todas y todos los hermanos que procesionan. Algunos portando cada uno de los tres pasos que salen a la calle en esta extraña mañana de Domingo de Resurrección, y otros con la bandera donde se expresa el grito por el Resucitado: Aleluya.

 

Abre el cortejo San Juan de los Ferroviarios que comienza el camino hacia el encuentro con María, del Mayor Dolor, y con Jesucristo Resucitado para aportar su Aleluya entre sus manos por toda la procesión.

Con la misma tranquilidad y alegría portan sobre sus hombros los jóvenes del Resucitado, hoy son ellos los protagonistas. Y hacia el encuentro se dirige también el Mayor Dolor, por tercera vez en nuestra Semana Santa, pero con el peso más aliviado, el físico y el sentimental. Y así lo demuestra su cuadrilla que una vez más regala por las calles de Mérida chicotás que pasan a la historia personal de cada uno de los presentes. El drama del Mayor Dolor se torna en este Domingo de Resurrección en colores blancos, dorados y malvas. Y mucha luz, una luz que distibuye en cada rincón de la ciudad.

Recordando el Resucitado de la Cofradía del Nazareno

La Puerta de la Villa de este Domingo en el que nuestro cuerpo se encoge pensando en todas aquellas personas que están sufriendo la realidad que nos ha tocado vivir, es el escenario perfecto para expandir nuestra esperanza por el cambio. Por la transformación de nosotros mismos. Y por ende, de la realidad que nos rodea.

Mérida vuelve a ‘encontrarse’ con su Resucitado. La alegría de la nueva vida se demuestra en la energía de este Domingo, en cada levantá, o en cada uno de los pasos de los hermanos. San Juan y María cambian su rictus a partir de este momento. Y bajan por la calle Santa Eulalia hasta la Plaza de España para anunciar la Resurrección. Para empujarnos cuando creemos que lo tenemos todo perdido. Para darnos una segunda esperanza.

En cada calle, y arañando los rayos de luz del día, se van transformando los rostros. Es contagioso. La procesión llega a Santa Eulalia a rostro descubierto, con el corazón en la mano, con la juventud como motor del cambio y con la esperanza de una vida eterna.

En Mérida la Resurrección es luz, es esperanza… es la sonrisa de los hermanos de los Castillos y Ferroviarios en comunión ante la esperanza del cambio y en el momento en el que todo cobra sentido.

Imágenes en la Memoria:

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