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La Hermandad del Calvario vuelve a sobrecoger en un Martes Santo

CRÓNICA MARTES SANTO 2018
CALVARIO
Fecha:
27 de marzo de 2018
Redactor:
Paco Vadillo
Fotografías:
Antonio Moreno Barriga
Marcos Sánchez Nova

“La cofradía camina tranquila desde la Carrera Oficial hasta la subida por la Calle Calvario de regreso. En silencio. Rigurosa. Así se refleja en cada uno de sus pasos, pero sobre todo, en el de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en silencio.“

“Este año ha sido muy duro para mí. Pero también deciros que os quiero con toda mi alma, muchos de los que estáis ahí abajo no sois amigos, sois hermanos, por no decir todos. Y esto va por todos vosotros. Que tengáis una gran estación de penitencia, por Nuestro Padre Jesús de la Flagelación. Sois los mejores del mundo. Importante siempre: Acordaros de los que ya no están aquí con nosotros. Arriba con Nuestro Padre Jesús de la flagelación. ¡Ale! Vámonos a pulso aliviao hermano. Todos por igual valientes. ¡A esta es!” Así comenzana Julio Sánchez, el capataz de la Flagelación de El Calvario su primera levantá a las puertas de la Ermita del Calvario de Mérida.

Pura pasión que se repetía en cada uno de los pasos de esta cofradía, que cada Martes Santo pone en la calle cuatro, tres de Misterio y la Virgen de la Amargura. Pasión, emoción, devoción, fe… Son palabras que se repiten en el Martes Santo desde la calle Calvario. Y en este 2018, en un recorrido que contó con mucho público, volvieron a desprender el rigor y la seriedad que caracteriza a la hermandad decana de la capital extremeña. 118 años de pasión por su cofradía y por cada uno de sus titulares.

Martes Santo 2018. Hermandad del Calvario
Fotografía: Antonio Moreno Barriga

Salieron puntuales desde la ermita, donde la gente se agolpaba para disfrutar de una salida diferente al resto. Los pasos bajo el dintel de la Ermita-Casa Hermandad y el cuerpo de Nazarenos desde el colegio de la barriada. Se funden en la calle en chicotás inolvidables. Andares que llevan en el costal semanas de ensayos por el barrio y que se reflejan en un gusto exquisito en su caminar por las calles de Mérida.

La más madrugadora, la Oración en el Huerto, que se recreó tanto en la salida como en su encuentro con el Santísimo Cristo de Medinaceli de la cofradía Infantil en Santa María. Con un andar pausado, íntimo. Como la intimidad que recrea esta hermandad cada vez que discurre por su callejón de la Amargura, momento tradicional de nuestra Semana Santa justo antes de enfilar San Salvador y entrar en Carrera Oficial.

Es allí, en San Salvador, cuando la cofradía respira de forma intensa y aguarda el momento de realizar las chicotás que quedan en la retina de los amantes de la Semana Santa, subiendo a su encuentro con la concatedral. Allí, en las puertas, les espera la Junta de Gobierno de la Infantil, que un año más, se funde en un abrazo de hermanos con los miembros de cada uno de los pasos y su Junta de Gobierno.

Martes Santo 2018. Hermandad del Calvario
Fotografía: Antonio Moreno Barriga

Desde que reformaran cada una de las andas, dotándolas de más detalles, nuevos respiraderos y canastas más contundentes, el caminar de la cofradía por calles como Santa Julia o Trajano, entre otras, se hace más solemne. Acompañados de excelentes bandas que realizan una perfecta comunión con los pies de las cuatro cuadrillas de costaleros. Bandas que hay que nombrar porque suben la calidad musical de la Semana Santa emeritense en cada revirá y chicotá de sus pasos: Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Nazareno de Jerez de los Caballeros (Tras la Oración), La Pasión (Tras la Flagelación) y la Banda Sinfónica de Pozoblanco (Tras la Amargura). Una Amargura que pasea ante el asombro de los emeritenses y visitantes, que brilla más que nunca y que capiteneada por Mario Balanzategui, un año más, nos regala varios momentos para la historia de nuestra Semana Santa.

La cofradía camina tranquila desde la Carrera Oficial hasta la subida por la Calle Calvario de regreso. En silencio. Rigurosa. Así se refleja en cada uno de sus pasos, pero sobre todo, en el de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en silencio este año, sin acompañamiento musical. Creando un juego de sombras en cada fachada que acongoja y recoge. Despacio, sabiendo lo que están portando y generando un momento de reflexión en su caminar.

La pausa de la Oración, el rachear de la Flagelación, el sobrecogimiento del Nazareno y la explosión de luz de la Amargura conforman una amalgama que un Martes Santo más volvió a sorprender en la Semana Santa de Mérida.

Galería Fotográfica:

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