Crónica Martes Santo 2017 (Humildad)
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“El blanco de su atuendo se mezclaba con el brillante sol de abril que permitía que la cofradía se luciera en la calle, haciéndose presente como protagonista allá por donde pasaba.“ |
EL RESULTADO DEL TRABAJO BIEN HECHO.
En la calle Río Jerte, donde la hermandad mantiene en esa espera ansiosa a sus dos titulares, se palpa la emoción en cada esquina. Durante meses se ha realizado un trabajo en silencio, o como dirían los actores, entre bambalinas, para poner en la calle la ilusión hecha realidad de muchos cofrades. En esa calle Río Jerte la emoción brotaba por las mejillas de las damas de María Santísima de Las Lágrimas. Damas, que por cierto se han multiplicado en número y que se emocionaron con la salida de su virgen por las calles del populoso barrio de San Juan. Era una emoción compartida. Con mucha seriedad se ponía la cofradía en la calle. Una cofradía que ha experimentado un incremento también en el número de hermanos nazarenos que realizan el recorrido más largo de cuantos se ponen en la calle en la capital autonómica. Recorren más de seis kilómetros pasando por hasta cinco barriadas de la ciudad, desparramando su fervor por Jesús de la Humildad y María Santísima de Las Lágrimas.
Además la hermandad estrenó el color de su cubrerrostro. El blanco de su atuendo se mezclaba con el brillante sol de abril que permitía que la cofradía se luciera en la calle, haciéndose presente como protagonista allá por donde pasaba. Eso fue lo que ocurrió junto a la Ermita de La Antigua, donde los dos pasos desfilaron por primera vez en su historia, sobre el pequeño puente que une el parque de la Ermita con la barriada de Santa Isabel, sobre el río Albarregas. Un momento de una gran belleza que dotó a esta salida procesional de uno de los elementos plásticos más originales de cuantos se ven en la calle en Mérida. El trabajo de sus cuadrillas de portadoras y costaleros se hizo evidente, una vez más, en el discurrir hasta carrera oficial. Con paso firme, ligero, pero sin prisas. Realizando un esfuerzo titánico de quien sabe que aún le queda medio camino de vuelta. Fue allí en la Plaza de España donde Las Lágrimas lució de forma completa su nueva candelería, completamente encendida al llegar a carrerera oficial, donde los dos pasos realizaron ambas chicotás llenas de emoción al llegar y al irse de la puerta de la concatedral.
Uno de los momentos más emotivos de su estación de penitencia. Por cierto, que en cada candelabro de estreno aparece el nombre labrado del hermano costalero que ha donado esta nueva joya para la hermandad. Un detalle que nuevamente hace diferente a esta cofradía. De vuelta frente al Templo de Diana, sabiendo que les quedaba lo más duro e intenso, aún se dejaba sentir el intenso olor de su ornamentación floran, elegida con suma elegancia, sin estridencias y que resaltaba lo importante del paso: su imagen. Barrio tras barrio, paso tras paso, sonido tras sonido con el gran trabajo musical de La Paz y Santa Cecilia, regresaron a sus barriadas. Dando las gracias a sus vecinos que les acompañan cada día del año, con un fervor que no para de crecer, y que posiciona a esta cofradía en un gran punto de partida para seguir siendo referente.
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