Crónica Martes Santo 2017 (Calvario)
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“En los rostros de cuantos se congregan en el cerro del Calvario se perciben distintas sensaciones: tensión y nervios en los portadores, responsabilidad en los capataces y diputados de orden, alegría en los niños, y sobre todo fe y devoción. Devoción de todo un barrio que siente a la Cofradía del Calvario como algo propio.“ |
MARTES SANTO EN EL CALVARIO.
La tarde va cayendo y hacia a la Ermita del Calvario van encaminando sus pasos, una multitud deseosa de vivir una experiencia que, siempre, deja una huella en el corazón de quienes la presencian. Es Martes Santo y la Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Stmo. Cristo del Calvario, Ntro. Padre Jesús Nazareno, Sta. Virgen de los Dolores y María Santísima de la Amargura, va a iniciar su estación de penitencia. En los rostros de cuantos se congregan en el cerro del Calvario se perciben distintas sensaciones: tensión y nervios en los portadores, responsabilidad en los capataces y diputados de orden, alegría en los niños, y sobre todo fe y devoción. Devoción de todo un barrio que siente a la Cofradía del Calvario como algo propio. Resulta sobrecogedor contemplar como de ese torbellino que se acumulan a las puertas de la Ermita, pueda surgir algo tan bello como lo que nuestros sentidos van a tener el placer de disfrutar. Pero esa metamorfosis es posible gracias al buen hacer de esta más que centenaria Hermandad, que todos los años nos regala esta hermosa Catequesis. A la hora fijada, la Cruz de Guía ocupa su posición, y la imagen de Ntro. Padre Jesús Orando en el Huerto, comienza a surgir de la Ermita, y como en aquel Getsemaní, los allí congregados somos convocados por aquellas palabras de nuestro Salvador:
“Me muero de tristeza. Quédense aquí y estén en vela conmigo.”
El Angel acompaña a Cristo en su oración, al igual que lo hacen todos los allí presentes, que, siguiendo los deseos de Jesús se mantendrán en vela, acompañándole en ese doloroso trance en el que siente su soledad y acepta la voluntad del Padre. Los costaleros levantan el remodelado paso y siguiendo los compases de la Agrupación Musical de Jerez de los Caballeros y las ordenes de sus capataces se va alejando pausadamente de la Ermita, rodeado de nazarenos. Pero esta Catequesis sobre la Pasión continúa y la siguiente imagen nos recuerda como:
“Entonces tomó Pilato a Jesús y lo mando azotar”
La imagen de Jesús, inocente, atado a la columna, recibiendo esos azotes por parte de sus verdugos, nos hace recordar a todos esos cristianos inocentes, que aún hoy siguen pagando con su vida, el “delito” de seguir a Cristo, y la luz de los recién estrenados candelabros nos permite ver el rostro de Jesús, que parece preguntarnos ¿Por qué esa saña y esa crueldad, contra alguien que solo hizo el bien?
Los sones de la Banda de Cornetas y Tambores “La Pasión” acompañan al paso, y con cada redoble parece que reprodujese un golpe en la espalda de Jesús. Poco a poco el sonido de la Banda va alejándose, y el silencio se adueña de este nuevo Calvario, que ve como la impresionante imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno, se acerca a nosotros en su soledad,
“… tomaron por su cuenta a Jesús y cargando él mismo con la cruz, salió para un lugar que llamaban la Calavera…”
Y el “Nazareno del Calvario” avanza entre nosotros en silencio, un silencio solo roto por el racheo del sonido de los pies de los costaleros, que este año lo portan por primera vez, “a costal”, y que siguen las certeras instrucciones de sus capataces, haciendo que su caminar nos recuerde el duro camino de Jesús, bajo el peso de su cruz, o por mejor decir: de nuestra cruz, de la de cada uno de nosotros, que contemplamos sobrecogidos esta dolorosa, pero al mismo tiempo hermosa imagen de Manuel Pineda Calderón. Y tras Jesús marcha su Madre, María Santísima de la Amargura, que bajo el palio sigue los pasos de su hijo. En su bello rostro refleja el dolor de una madre que ve como le van a arrebatar a su hijo, y en su caminar va recibiendo continuas muestras de cariño de las buenas gentes del Barrio, que le dirigen piropos, como queriendo hacer menos dolorosa su Amargura. La Banda Sinfónica de Pozoblanco interpreta la marcha “Legum servi”, compuesta por un hermano de esta Cofradía, y la imagen de Virgen de la Amargura, inicia su caminar por las calles de su Barrio.
Caminar en el que se suceden momentos entrañables como el paso la puerta de la Parroquia de Cristo Rey, en la que su coro de dirige una sentida canción, y sobre todo su paso por el callejón que lleva su nombre, esencia de este Martes Santo: el callejón de la Amargura, en la que su palio se detiene unos instantes para recordar la pérdida de una hermana de la Cofradía, y en la que sus costaleros protagonizan una nueva “levantá” llena de sentimientos. La procesión abandona el Barrio y dirige sus pasos hacia la Concatedral de Santa María, y una vez allí, lentamente, cada uno de los cuatro pasos irá realizando un breve encuentro, ante la imagen de Jesús de Medinaceli, que, situado bajo el dintel de su puerta, nos recibe. Subiendo por Santa Julia nos dirigimos hacia el Arco de Trajano, y en él se producirá una de las imágenes más bellas de esta estación de penitencia. El discurrir de cada uno de los pasos bajo el Arco, recortando su silueta con el fondo de un cielo iluminado por la luna llena de Pascua, es una imagen que será difícil de olvidar. Y allí vivimos otro momento lleno de sentimiento y emoción, el detalle de un joven capataz de la Virgen de la Amargura, que ofrece a su padre el martillo, para que esa mano que le llevo a ver de pequeño esas procesiones, en las que se poco a poco se hizo cofrade, sea quien ordene esa “levantá”, y de como padre e hijo se funden en un abrazo, que simboliza el relevo, la continua renovación de esta Semana Santa emeritense que es única, y que cada año se engrandece y mejora, como lo hace cada año esta Hermandad y Cofradía del Calvario.
La procesión vuelve al Barrio y ocupa en toda su longitud la calle Calvario, desde su confluencia con Almendralejo, hasta su Ermita, brindándonos otra imagen inolvidable, poco antes de iniciar su recogida; en la que de nuevo, todas las cuadrillas de costaleros nos ofrecerán una muestra más de su buen saber hacer, a pesar del cansancio por el gran esfuerzo realizado. Una vez más la Cofradía del Calvario nos ha regalado esta hermosa estación de penitencia, llena de intensos momentos cofrades.
Poco a poco la multitud que se ha congregado para acompañar a la Cofradía y a sus Imágenes, va volviendo para sus casas, y en por camino irán rememorando lo vivido esta noche de Martes Santo, sabedores de haber podido disfrutar de una experiencia que habrá dejado huella en su corazón.
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