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María en la mañana del Viernes Santo

Crónica de la mañana del Viernes Santo 2024. Ferroviarios

Redacción: Mateo Pinheiro

Fotografías: Pedro Armario Calle, Francisco Rosco Rosco y Ángel M. Espinosa Cuellar.

María se nos presenta en su Soledad, Cristo ha sido sepultado, pero con ESPERANZA.

Amanece un nuevo Viernes Santo. Y no podía ser de otra manera, día soleado. No ha pasado más de doce horas, y los ferroviarios ya están en la calle. Cuadrilla de costaleros que han salido ayer y repiten hoy, tanto de la Esperanza, como de las Angustias que han ido portando a varal el paso de Misterio del Descendimiento.

Angustias y Esperanza en la mañana de Viernes Santo. Angustias de una madre que lleva en sus brazos a su hijo muerto, pero también Esperanza de una madre que cree en la palabra dada del hijo y sabe que al tercer día resucitará.

Angustias y Esperanza de una madre, que puede ser la tuya, o la madre de un familiar o de un desconocido, pues por circunstancias de la vida, puede ser que no actuemos bien con ella. Pero una madre siempre espera. Espera que su hijo recapacite en cualquier acto que la ha producido angustia y dolor.

Puntuales han cumplido su hora de salida, y como no, nos sorprenden cada año. Otra vez a su salida, se han oído saetas a los dos pasos, de la mano de Rosario Abelaria, acompañada de la Banda de Santa María Egipciaca de Cortes de Pelea, a la cual se le ha entregado una placa en consideración de todos estos años fieles a la cofradía en Viernes Santo, y como no, en agradecimiento al acto del día anterior.

Se podían haber ido, habían terminado su actuación con la cofradía del nazareno, pero se quedaron a la puerta a que llegase la Esperanza. Si la Esperanza, la que nunca se pierde, la que siempre se tiene y la que siempre se tendrá.

Ambos pasos, al igual que lo harán a la llegada, como ya es tradición, han empezado su caminar en paralelo, las dos cuadrillas han llevado ambos tronos, al unísono, como si no se moviesen, han avanzado poco a poco por la Avenida de Extremadura

José de Arimatea y Nicodemo, discípulos del Señor, han procedido a depositarlo en una tumba propiedad de Arimatea. Es el Sabat, día de descanso de los judíos. No se puede amortajar según la costumbre judía, pues está prohibido hacer cualquier trabajo.

María se nos presenta en su Soledad, Cristo ha sido sepultado, pero con ESPERANZA. María sabía desde un principio lo que le esperaba a su hijo, pero no dudó en ningún momento. Siempre les decía a los demás, “hacer lo que él os diga”, como en las bodas de Caná.

Como ya es habitual, después de muchos años, tantos que ya se pierde la cuenta en la memoria, hubiesen acompañado a Ntra. Sra. de la Esperanza, la Asociación Musico-Cultural de Santa María Egipciaca, de Corte de Peleas, es una simbiosis única, pues la unión de sus costaleros y la banda, en fenomenal.

No se ha podido salir, pero la cofradía ha realizado un acto de Hermandad, Tanto la Banda de la O.J.E, como la  Asociación Musico-Cultural de Santa María Egipciaca, de Cortes de Pela, han tocado distintas marchas dentro de la carpa, al igual que las saetas que nos ha deleitado Rosario Abelaira.

Momentos de emoción, de impotencia, pero de resignación Momento también de Hermandad, si con mayúsculas, pues en todo momento los titulares han estado arropado por costaleros, madrinas, hermanos de luz y personas que sienten una devoción particular a los mismos.

La Banda de la O.J.E., nos hubiese regalado a los oídos, una marcha nueva, realizada por ellos para la Stma. Virgen de las Angustias, estrenada en la Basílica de Santa Eulalia el 8 de marzo, después del Culto al Descendimiento y a la Suma Virgen de las Angustia.

Este año, todo es distinto, no se hubiese salido del atrio, por las excavaciones, la carpa instalada en las traseras de la Basílica, todo preparado y adornado por parte de los trabajadores del Excmo. Ayuntamiento de Mérida, para adecentar un poco la zona de salida, pasos preparados, imágenes bellísimamente vestidas, pero vino el agua, nadie contaba con ella ni la cantidad caída.

Galería de Imágenes y Vídeos: Pedro Armario Calle, Francisco Rosco Rosco y Ángel M. Espinosa Cuellar.

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