Crónica Madrugada del Sábado Santo al Domingo de Resurrección 2016
|
“Noche de contrastes. Del Mayor Dolor a la mayor alegría, de la muerte a la vida… Broche de oro para la Semana Santa que abre su camino a un vía lucis gozoso en el que celebrar que se cumplió lo que estaba escrito.“ |
TODO COBRA SENTIDO
Con la Resurrección empieza todo. Nada termina. Los cofrades, como católicos, somos conscientes de que es en ese preciso momento cuando se hace grande la Semana Santa. Es en ese momento cuando todo cobra sentido. El templo se destruyó y Jesús lo construyó en tres días. Ese Dios vivo, cercano, sin dolor, sin sufrimiento. Dios como aliento en el desaliento, como fuente de vida y de esperanza. Dios se pasea por las calles de Mérida, a pesar de la amenaza de lluvia, triunfante tras el encuentro con su bendita madre que, de blanco, anuncia a los cuatro vientos que Cristo vive.
Fue San Juan, el joven ferroviario, el primero en llegar a la Puerta de la Villa ante mucho público expectante por la noticia. Las costaleras lo mecen en su pequeño trono de madera desde el que grita a los cuatro vientos “Aleluya”.
No obstante, los fuegos artificiales en el Atrio de Santa Eulalia lo habían anunciado “ha resucitado” y por Cervantes aparecía, triunfante, el Rey de la Gloria altivo, brazo levantado en señal de victoria, la victoria de la Cruz ante la muerte. El Resucitado de Zancada llega portado por sus jóvenes portadores que, lejos de la penitencia, muestran la cara a todo el público presente.
Noche de contrastes. Del Mayor Dolor a la mayor alegría, de la muerte a la vida… Broche de oro para la Semana Santa que abre su camino a un vía lucis gozoso en el que celebrar que se cumplió lo que estaba escrito.
Noche de Resurrección preludio de jornada festiva. Noche alargada por el cambio horario que nos dejó estampas entrañables, con la notable ausencia de las “alboreás” que, cada Sábado Santo hacen que amanezca en la Puerta de la Villa.
Feliz Pascua de Resurrección.
Galería Fotográfica: