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La mejor imagen de la Infantil en un Lunes Santo de contrastes

CRÓNICA LUNES SANTO 2018
Fecha:
26 de marzo de 2018
Redactor:
Celia Lafuente
Fotografías:
Luis Zama Álvarez
Marco Sánchez Nova
Antonio José Moreno Barriga

 “Silencio a mi Señor de las Injurias. Silencio a mi Señor por donde pasa. Silencio a mi Señor de las Injurias que aun le queda en la boca una palabra”

El cielo desprendía vida y mientras, en el interior de la concatedral, se respiraba serenidad y devoción. La cofradía infantil ultima detalles y con una organización impecable, cuando el reloj del ayuntamiento marcaba las 20:30, la Cruz de guía se plantaba a las puertas de Santa María. La ciudad se ha echado a la calle. La Plaza de España se ha convertido en uno de los focos de atención del lunes santo y minutos después, salió el Medinaceli. Suena la banda de cornetas y tambores de la OJE de Mérida.

Lunes Santo 2018. Cofradía Infantil
Fotografía: Marcos Sánchez Nova

Lunes Santo de contrastes. Mientras el Medinaceli sale de día, cuando aparece el Palio ya ha caído la tarde. La infantil permite que veamos su mejor imagen, revirá tras revirá rodeando la Plaza de España para llegar a uno de sus momentos más íntimos. El paso de hermandad por la C/ Concepción, otro de los momentos que estremecen, momentos claves de la semana santa de Mérida, donde la fe y la devoción se dan la mano. “Silencio a mi Señor de las Injurias. Silencio a mi Señor por donde pasa. Silencio a mi Señor de las Injurias que aun le queda en la boca una palabra.” El silencio es sepulcral por donde pasa el Stmo. Cristo de las Injurias, con tímidos aplausos mientras que avanza entre el público. Los sones de la banda de cornetas y tambores de Nuestra Señora del Pilar de Villafranca acompaña también al cortejo de penitentes que miran con lealtad y culto a su señor.

Lunes Santo 2018. Cofradía Infantil
Fotografía: Luis Zama

La noche encima del palio que gira para entrar en la calle Sagasta y comienza uno de los momentos más espectaculares de la Semana Santa, el dircurrir del Rosario por el Templo de Diana y Romero Leal.

 

Un atractivo para los cientos de personas que esperan la bajada de la hermandad. Va de recogida, pero el cansancio apenas se nota entre los costaleros del palio que mientras suena “Mi Amargura” por la Banda de Música de Bollullos del Condado de Huelva, se marcan una chicotá que deja sobrecogido a los presentes. El sentimiento aflora en cada rosario, y es que cuando el paso se adentra en la Plaza del Rastro para seguir a su hijo, podemos ver de lejos una composición perfecta. Una cofradía que se prepara para culminar con una de las ocasiones más íntimas, un rato de hermandad que tendrán dentro de la concatedral; y es que desde que el cortejo atravesó el dintel de Santa María, ha mantenido en la calle su sello de identidad, una hermandad alegre que desprende fervor. Y así termina otro lunes santo en Mérida, otro lunes que dejaremos varios meses en nuestra retina por los ratos tan espectaculares que nos han dejado los infantiles en su estación de penitencia.

 

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