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Hay una luz en el atrio de Santa Eulalia que sobrecoge

Crónica del jueves santo. cofradía del nazareno 2020. #SSMerida2020Virtual

Recordando el Jueves Santo de la Cofradía del Nazareno

9 de abril de 2020

Redacción: paco vadillo

Imágenes: antonio moreno barriga, marco a. sánchez nova, José manuel romero cerrato (Mané), Manuel Molina Bolaños, Y Francisco Rosco Rosco.

HAY UNA LUZ EN EL ATRIO DE SANTA EULALIA QUE SOBRECOGE.

Hay una flor blanca junto a los huesudos pies de los Remedios que se convierte en el único haz de luz en el atrio de Santa Eulalia en este Jueves Santo. La luz va cayendo detrás de los edificios de la avenida de Extremadura. Pero esa flor blanca, fresca, viva que recuerda a la muerte, ilumina tantos corazones de los Castillos que es inevitable dirigir su mirada hacia ese punto. El atrio de Santa Eulalia es un ir y venir de cubre rostros morados, azules, verdes… juntos el mismo día de Pasión. Miradas que se cruzan, pero ante este bullicio, impasible, espera el Santísimo Cristo de los Remedios y Nuestra Señora del Mayor Dolor, para salir a las calles de Mérida. Se va la luz fuera cuando la luz es cada vez más cegadora dentro del atrio. La bella contradicción sentimental de cada Jueves Santo cuando se acercan las 20:30 horas de la tarde.

En ese atrio que abandonarán también los Ferroviarios comienzan a multiplicarse las almas de quienes ya no están, pero fueron imprescindibles y lo siguen siendo en los corazones de sus hermanos y cofrades. Es un Jueves Santo de recuerdo, incluso de algo de dolor. El dolor del cristo y de su madre que representan, cada Jueves Santo, también sus hermanos. Y se repite ese sentimiento de añoranza, de reflexión, un déja vu constante a lo más hondo de nosotros mismos.

En ese ir y venir de corazones inquietos aparecen el señor Camarero, y Paco, Luisa, o Ángel, y tantos otros que cada Jueves Santo regresan en la mente de quienes deben poner en la calle uno de los momentos más duros de la Pasión de Cristo. Es una responsabilidad, también un honor. Este año es más que nunca un año de hermandad, con el sentido completo que tiene esa palabra. Porque este año, en el racheao de los dos pasos irán los pies de los hermanos de sangre de sus mayordomos. Y será diferente, porque se encogerán los corazones de ambos cuando tengan que empujar a sus cuadrillas recordando a los hermanos de paso… y a los hermanos de sangre.

Recordando el Jueves Santo de la Cofradía del Nazareno

Es momento de poner la Cruz de Guía en la calle. En este 2020 la cruz guiará el camino del duelo de tantos emeritenses que están viviendo una de las épocas más duras de sus vidas. El Santísimo Cristo de los Remedios intentará aliviar ese dolor, o al menos compartirlo, al igual que el Mayor Dolor, que llorará junto a sus vecinos este momento de unión. Y en el camino, ese camino sobrecogedor, habrá momento para inspirar, agachar la cabeza, y meditar.

Frente a Santa Eulalia se agolpan muchos emeritenses, faltan otros tantos, que irán subidos en sentimiento sobre las andas de los dos titulares que hoy procesionan. El imponente paso de caoba del cristo ya está en la avenida de Extremadura. Esta talla barroca hace pequeño cualquier rincón, lo dimensiona a lo más íntimo. Y hace callar a todos. Le miran con desconsuelo los que están a pie, y los que, como cada año, se asoman a los balcones para despedirle de la basílica.

Vuelve a llevar un monte lleno de brezo, de brezo salvaje, que desparrama el olor del campo extremeño mientras sube por la calle Almendralejo dirigiéndose al Arco de Trajano. Tras él, aparece como un marco iluminado la candelería portentosa del paso del Mayor Dolor. Hoy su luz es aún más amarilla que el día anterior. Las velas que alumbran su cara están más desgastadas, creando un halo en torno a esta bella imagen de Echegoyán que la convierten en protagonista en cada chicotá. Un año más la belleza y el dolor se fusionan en el rostro del Mayor Dolor.

Tranquilos, despacio, reflexivos, serios, con la profundidad que el acto requieren van recorriendo cada una de las calles que marca su recorrido en este doloroso 2020. Y dentro de este dolor van repartiendo serenidad, la que transmite los Remedios, la que regala el Mayor Dolor.

Su paso bajo el Arco de Trajano le otorga a la estación de penitencia la magnificencia de la hermandad. Solemne. El Jueves Santo en Mérida es una amalgama de sentimientos. Ellos, a su paso, van marcando el silencio y entre tanto bullicio, van repartiendo calma con cada paso.

Recordando el Jueves Santo de la Cofradía del Nazareno

La Plaza de España les espera, donde se aglutinan miles de emeritenses que se encogen con la elegancia de su caminar. Curioso momento en el que el azahar de los naranjos se fusiona con el brezo de los Remedios y el olor a rosas del Mayor Dolor. Los cinco sentidos se activan en este momento. Las marchas que acompañan a ambos se vuelven más contundentes. La hermandad se funde con la ciudad, un año más, marcando de nuevo la historia de una cofradía que forma parte de la identidad de la capital extremeña.

Y en ese momento, la melancolía. La que nos aparece cuando somos conscientes que nos queda el regreso, y que todo va llegando a su final. Pero en  la serenidad de la estación de penitencia hay satisfacción. Porque los cofrades y en su nombre Berto y Antonio, han conseguido en este complicado día, que sus recuerdos hoy se trasladen a los pies de sus cuadrillas, y con ellos, a la pasión más pura del Jueves Santo.

Suben Santa Eulalia, tranquilos. La Cruz de Guía ya enfila la Rambla. La hermandad va a recogerse en el momento del ‘hasta luego’. Se miran a los ojos todos los hermanos. Han cumplido desde el corazón el objetivo de un Jueves Santo más, pero este año con las ausencias que se han hecho más dolorosas. Pero el dolor, el de su Cristo y su Virgen, les han ayudado a sobrellevarlo mejor.

Se unen frente al atrio…Se despiden de las calles de Mérida para volver a fundirse dentro, en la intimidad. Y es en ese momento, cuando se han quedado los dos solos cuando de nuevo vuelve a brillar una luz más que nadie… La de las flores blancas a los pies de los Remedios. El atrio de Santa Eulalia se paraliza dentro del bullicio. Hay una luz a los pies de un cristo. Unas lágrimas en las mejillas de una  virgen que serenan y calman. Y que un Jueves Santo más, vuelven a dar sentido a todo un año.

Imágenes en la Memoria:

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