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Crónica Jueves Santo 2015

Fecha:
2 de Abril de 2015
Redactor:
Paco Vadillo
Fotografías:
José Luis Fernández Castillo (Jolufecas)
Antonio José Moreno Barriga
” Día grande para la Semana Santa de Mérida donde se ponen en la calle hasta ocho pasos que caminan por la capital extremeña llenando de contrastes y sentimientos cada rincón por el que pasean. Huele a cofradía de barrio este Jueves Santo en el que la ciudad venera a tallas de grandes imagineros españoles que forman parte del legado artístico de la ciudad.”

JUEVES DE PASIÓN EN MÉRIDA

Día grande para la Semana Santa de Mérida donde se ponen en la calle hasta ocho pasos que caminan por la capital extremeña llenando de contrastes y sentimientos cada rincón por el que pasean. Huele a cofradía de barrio este Jueves Santo en el que la ciudad venera a tallas de grandes imagineros españoles que forman parte del legado artístico de la ciudad. Un Jueves Santo por la tarde con cuatro cofradías en la calle que representan la apertura del Triduo Pascual, constituyendo el momento central de la Semana Santa y también, del año litúrgico. Y en Mérida se representa con la pasión del rostro de María Santísima de Nazaret, el sobrecogimiento de la talla de los Remedios, el beso envenenado que esculpió Juan de Ávalos y el halo de esperanza de la virgen de los Ferroviarios. Imaginería al servicio de la fe y de la pasión de los cofrades emeritenses que comparten su estación de penitencia con una ciudad abarrotada de devotos y curiosos, turistas de cualquier punto del mundo, que reviven la dura historia de Jesús gracias a la buena labor de cada una de las cuatro hermandades.

Las más madrugadoras, las que abren bajo un sol de justicia el Jueves Santo en Mérida llegan de dos barrios emeritenses. Dos barrios con historia cuyos protagonistas son los vecinos. Esos vecinos que viven con devoción durante todo el año el culto a sus titulares y que acompañan hasta el último minuto a los mismos por las calles de la ciudad. Ellos “van a Mérida” cuando se acercan al centro de la capital para mostrar en todo su esplendor el serio trabajo que realizan.

Fotografía: José Luis Fernández Castillo (Jolufecas)

Desde la populosa barriada de La Antigua, en la parroquia de los Redentoristas, huele a sentimiento, a recuerdos y melancolía. La figura del fallecido Fernando González está presente entre los hermanos, en cada clavel del cristo de la Vera Cruz y en cada rescoldo del paso de la virgen hebrea. A él han dedicado su estación de penitencia por todos los años dedicados a esta hermandad que nace de un barrio cuna del folclore de la capital extremeña. Un barrio que siente a sus titulares como parte de su día a día y que reparten la imagen de los mismos por las calles de la ciudad para compartir la pasión que experimentan cada Jueves Santo. La luz del sol provoca unos brillos imposibles de describir en las nuevas andas del cristo de la Vera Cruz, imponente talla de Eduardo Zancada. A costal, con unas hermosas chicotás, la plata envejecida del paso recorre las calles de Mérida mostrando a un Jesús que implora al cielo. Una talla en la que el escultor emeritense realizó un magnífico trabajo anatómico. Y sube la Rambla de la Mártir Santa Eulalia con paso firme, ‘capitaneado’ por Juan Antonio Domínguez, su capataz. Unos metros hacia atrás, David Vadillo, la voz de los costaleros de María Santísima de Nazaret, expresa con palabras el sentir de su cuadrilla y de toda la hermandad. ‘La virgen guapa’ de Álvarez Duarte recorre dolorosa la ciudad desde su barriada estrenando nueva peana. Rico exorno floral que va desprendiendo aromas que se mezclan con el incienso en un largo recorrido que tiene su punto álgido en el regreso a su barrio, porque allí sabe la virgen que le esperan los vecinos de La Antigua con devoción. Entremezclándose por las calles de la barriada, los dos pasos, dirigidos con seriedad por los diputados de orden que llevan de forma sobria y serena la procesión, van serpenteando los rincones, dejando a un lado los pabellones de la antigua Sindicales. Junto a su iglesia, afloran un año más las emociones más bellas, con aplausos y vítores, despiden un año más a la hermandad de la Vera Cruz que ha vuelto a colocar el listón muy alto este Jueves Santo. Destacando las nuevas andas a costal del paso del cristo, la nueva peana y un acompañamiento musical que eleva las sensaciones al paso de sus dos titulares.

Fotografía: Raúl Flores Hernández (rafloher)

Muy cerca de la Vera Cruz le sigue La Paz, la cofradía que durante años fue acompañada por el ejército, que representa las raíces de esta ciudad y su evolución, y que aguanta inquebrantable el paso del tiempo, siendo acompañada por los vecinos de un barrio, que hoy ya no existe pero que sigue vivo en esta cofradía para cientos de personas. Ser de la cofradía de La Paz es un sentimiento que va más allá de la pasión por sus imágenes, es formar parte de la historia de un barrio de casas blancas que cada Jueves Santo revive en su estación de penitencia. Ser de La Paz es devoción en estado puro por su virgen, “la virgen blanca” de Álvarez Duarte, que con una sencillez exquisita, año tras año recorre las calles de Mérida dejando boquiabiertos a los presentes. En la cara de La Paz se expresa de manera fiel el dolor de una madre por el sufrimiento de su hijo, pero también la fuerza y la energía para salir adelante de cualquier situación difícil. Y es en esa cara y en su significado donde se ven reflejados tantos y tantos devotos a esta virgen que ven en ella un ejemplo para salir hacia delante en su duro día a día. Y hablamos de una hermandad que nunca camina sola. Las sogas que unen al cuerpo de nazarenos no separan, sino son inclusivas y permiten que decenas de fieles acompañen por todo el recorrido a esta cofradía. Cofradía que además tiene uno de los grupos escultóricos más destacados de la Semana Santa de Mérida: El Prendimiento de Jesús del emeritense Juan De Ávalos. Llevado por sus portadores con fuerza durante todo el recorrido que permite vivir con más energía si cabe el mensaje de esta escena de Pasión. Emotivo es el encuentro de los titulares con la patrona Santa Eulalia en el Hornito, junto a la Basílica. Donde los hermanos de La Paz dedican siempre reverencia a la niña eulalia. Muy bella la subida por la Rambla de la Mártir Santa Eulalia y especialmente la llegada a su iglesia. Subiendo en paralelo junto al Acueducto de San Lázaro, que dota a esta hermandad de raza y una energía diferente.

Fotografía: Antonio José Moreno Barriga

Pero en este Jueves Santo hay tiempo para la ESPERANZA. La de la cofradía de Los Ferroviarios que un año más realizan un esfuerzo encomiable con dos salidas procesionales en menos de 12 horas. La hermandad sale de la basílica de Santa Eulalia con un sol radiante que permite a los asistentes ver con nitidez cada detalle de sus dos pasos. Los colores de los exornos florales tan vivos contrastan con la muerte de Jesús que representa el paso del Descendimiento. Uno de los pasos de mayores dimensiones de Extremadura que es portado por 70 valientes que durante todo el recorrido son capaces de llevar con seriedad y serenidad a un conjunto escultórico cargado de mensaje. Jesús siendo bajado de la cruz y con la triste mirada de María Magdalena, la virgen María y San Juan, que lo esperan a los pies de la cruz con la templanza con la que este espectacular paso recorre las calles de Mérida. Imponente su entrada en la Plaza de España de Mérida por Santa Eulalia que anuncia la llegada de una de las cofradías históricas de la ciudad. Dos tramos de procesión bien diferenciados por el atuendo de sus hermanos nazarenos. Azul para acompañar al cristo, verde para dar luz a la Esperanza. Una esperanza que brilla aún más cuando procesiona de día, pero que estremece cuando la candelería le ilumina su cara dolorosa, llena de lágrimas. Espectacular exorno floral de la Esperanza donde el blanco permite que los colores verdes de palio y manto luzcan más si cabe. Muy bellas las chicotás que la Esperanza da en su subida por la Rambla de la Mártir Santa Eulalia. Una hermandad que camina sin prisa y que sigue dando significado al Jueves Santo de la capital extremeña. Tras su recorrido, el atrio de Santa Eulalia le espera a los dos pasos para decir un hasta luego, porque la Esperanza volverá a lucir en todo su esplendor la mañana del Viernes Santo por las calles de la ciudad.

Fotografía: José Luis Fernández Castillo (Jolufecas)

Llega la muerte de Jesús en la expresión de un cristo que intenta poner remedio con su muerte a todos nuestros males. La talla anónima del siglo XVII del Santísimo Cristo de los Remedios desprende dolor por cada rincón del espectacular paso de caoba por el que es portado. Los Castillos sacan a la calle, por segundo día consecutivo una estación de penitencia que sobrecoge. Los Remedios camina lento, anunciando la muerte de Jesús en cada paso, en cada una de sus chicotás. Norberto García- Camarero pone voz a una cuadrilla de hombres y mujeres que soportan también el peso de la cruz, y que representan una de las estampas más intensas de cuantas se pueden ver en la Semana Santa de Mérida. Camina sereno Los Remedios por el centro de la ciudad, atacando al sentimiento de los presentes y expandiendo silencio allá por donde pasea. Un cristo que forma parte del legado más preciado de esta ciudad. Detrás de él, llega el Mayor Dolor, que vuelve a salir del atrio de la basílica de Santa Eulalia para acompañar a su hijo. Un paso a costal, llevado desde hace años por Antonio Miranda que provoca admiración en cada tramo, por el buen trabajo de su cuadrilla que hace que las bambalinas del palio se muevan sorprendiendo cada Jueves Santo. El Miércoles Santo acompañó al Nazareno, hoy lo hace a los Remedios movida por las marchas de la banda de Corte de Peleas, que envuelve de música cada rincón del centro de la ciudad. Su llegada a la parroquia de la patrona es uno de sus momentos claves. Los dos pasos se encuentran en un instante de silencio pero también de devoción. Una jornada más que ha servido para recordar al “Señor Camarero” el alma y la voz de los Remedios durante años y homenajear a Ángel Fernández, la voz del Nazareno de Los Castillos, a quien se le hizo entrega durante la procesión de dos rosas de su cristo. Esta hermandad vuelve a demostrar la seriedad en su estación de penitencia, sobriedad y la esencia de la Semana Santa de Mérida.

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