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Y volvió la luz al atrio de Santa Eulalia

Patrona de Mérida. Mártir Santa Eulalia.

Redacción: Mario Hernández Maquirriaín

Fotografías: Luis Zama Álvarez, Manuel Molina Bolaños y Francisco Rosco Rosco

Y en medio del silencio, de la oscuridad, llegó la luz, esa luz que desde el atrio se extiende por toda la ciudad. Cierto es que ha sido distinto, raro, parece como si todavía nos estuviéramos despertando de un sueño, en ese letargo que nos robó la luz que ilumina Mérida cada 9 de diciembre.

Seamos realistas, hemos sido responsables, ¡Sí! Responsables. Había que evitar aglomeraciones y lo hemos hecho. Por ello, la salida de Santa Eulalia, desde su Basílica, fue más medida, más controlada… Mérida sabe desparramarse para buscarla en cada rincón, sin necesidad de ser irresponsable.

Por ello su salida fue distinta, pero la de siempre, no es que falte gente, es que nos falta gente que, en este tiempo de letargo, se ha marchado a tu vera. Es que faltaba gente que prefería verte en ese nuevo modelo de ver procesiones que nos ha enseñado la pandemia… a través de las redes.

Pero no faltaba nadie, los sones de la Banda de la OJE de Mérida nos recordaban que volvíamos a la calle, con mascarillas, buscándote al revirar desde tu Hornito hacia la Rambla. Mérida en estado puro y Tú, Eulalia, con tu traje blanco y manto rojo, ataviada como cuando tuvimos que ir a verte porque no podías salir. Nos recordabas que el tiempo no ha pasado, sino que llevabas un año esperando a encontrarte con nosotros en nuestras calles.

Así las cosas, y con Mérida en la calle, recorrió la Patrona el recorrido marcado para este 2021. Engalanada entre rosas rojas, ese rojo de su martirio, fue subiendo la Rambla para emocionar a Mérida en una inolvidable “revirá” en San José, reconociendo el año en el que conmemoramos al esposo de la Virgen.

El Templo de Diana se convirtió en templete juvenil de cientos de pétalos que cayeron encima del templete de plata, restaurado el pasado año, y que daba más luz a tu figura.

Y se hizo grande Eulalia en la Plaza de España, el corazón de la ciudad por la que Ella late, para llegar a Santa María y cumplir con la tradición, no sin antes recibir el homenaje, en forma de pétalos, de los infantiles.

Como regalo final, en una noche de ensueño, la Banda de Música de Mérida, dirigida por la extraordinaria Pilar Vizcaíno, interpretó, mientras Santa Eulalia recorría las naves de la Concatedral, el “Ave María”, entre regueros de lágrimas de los eulalienses y marcando uno de los momentos más emocionantes de la noche.

Durmió Eulalia en Santa María, como cada 9 de diciembre, para, al amanecer recibir la pleitesía de la ciudad, encabezada por el alcalde y la corporación, y recorrer el camino de vuelta a su casa. Y, como cada 10 de diciembre, la esperaban todos….

Asociaciones, Hermandades y Cofradías, la Artillería… y la Antigua… volvía a sonar “Olaya, blanca en lo blanco” y, en ese momento, comprendimos que Eulalia había hecho posible lo que parecía imposible.

Mérida ha vuelto a vivir su Día de la Mártir, Mérida ha vuelto a ser Mérida, Mérida ha vuelto a ser diciembre.

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