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“¡Qué bueno volver a verte tan cerquita, Mártir Bendita!”

Redacción: Mario Hernández Maquirriaín

Fotografías: Manuel Molina Bolaños y Luis Zama Álvarez

 

Eulalia está inquieta, como nerviosa, últimamente se van precipitando los acontecimientos que van a desembocar en el Año en el que Ella va a ser más Eulalia que nunca, más de Mérida que nunca, más Patrona que nunca…

La Basílica se pone guapa pero, para ponerse guapa, Ella. Por eso, en este tiempo de vísperas, en este Trecenario previo al año en el que su nombre, Eulalia, va a sonar más que nunca, ha recibido a aquellos sacerdotes que, naciendo en la ciudad en la que creció y fue martirizada, llevan la palabra de Dios a todo el mundo.

Sí, un Trecenario especial. ¿Y cuándo no lo es? El Trecenario es tiempo de oración, recuerdo y tradición. Es la delegada línea que separa el verano con el otoño para, de un salto, meternos de lleno en su festividad que, este año, será más grande que nunca.

Por eso, rodeada de rosas y nardos blancos, y vestida de blanco, recibió a la ciudadanía emeritense que, como cada primer domingo de octubre, le dice como plegaria, “¡qué bueno volver a verte tan cerquita! , mi Mártir Bendita”.

Oración de abuelos, padres, hijos… Oración de futuro para una ciudad que espera la eclosión de diciembre cuando se abra la Puerta Santa que nos adentre en el año de Eulalia, el año que marcará, sin duda, un antes y un después en la historia Eulaliense de la ciudad.

La tarde del primer domingo de octubre volvía a ser especial, miles de emeritenses pasaron ante sus plantas, miles de plegarias, peticiones, agradecimientos y promesas. Miles de miradas hacia la Patrona que, en menos de dos meses, aparecerá bajo el dintel de la Basílica al grito de #CelebraEulalia.

Galería de Imágenes: Manuel Molina Bolaños y Luis Zama Álvarez

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