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Verde esperanza contra la adversidad

Crónica del Martes Santo 2024. Las Lágrimas

Redacción: Celia Lafuente López

Fotografías: Manuel Molina Bolaños y Ángel M. Espinosa Cuéllar.

La Hermandad se va a poner en camino. Vamos a arriesgarnos. Si nos sorprende la lluvia en el camino, os pido que acompañéis a la hermandad, a los nazarenos y a los titulares hasta el final, incluso si llueve a cántaros.

Con una hora de retraso respecto al horario previsto, el Hermano Mayor de Las Lágrimas toma el megáfono y, entre aplausos de los presentes, anuncia que la estación de penitencia va a llevarse a cabo a pesar de las condiciones climáticas inciertas:

“La Hermandad se va a poner en camino. Vamos a arriesgarnos. Si nos sorprende la lluvia en el camino, os pido que acompañéis a la hermandad, a los nazarenos y a los titulares hasta el final, incluso si llueve a cántaros”.

A pesar de las preocupantes previsiones meteorológicas, Las Lágrimas logra tener un final feliz. Mérida pudo presenciar el desfile de la cofradía con su recorrido completo y el acompañamiento de dos formaciones musicales en la calle: la Agrupación Musical Manuel Pozo de Almodóvar del Río y la banda local Nuestra Señora de la Paz.

El cortejo, con sus túnicas blancas y verdes, avanza por la bajada de Santa Ramona en la tarde-noche de este martes, cumpliendo con lo planeado. Mérida se reencuentra así con las entrañables imágenes de Jesús de la Humildad y Nuestra Señora de las Lágrimas, en una jornada en la que la esperanza desafía una vez más a la adversidad, y la humildad prevalece pese a la lluvia para cumplir con el llamado del corazón.

El camino no fue fácil. Las previsiones de lluvia se cumplieron en momentos críticos, obligando a los miembros de San Juan a refugiarse temporalmente tanto en el subterraneo de la Avenida de Extremadura como en una carpa ubicada en la Calle Carderos, tras el atrio de Santa Eulalia. Sin embargo, estos momentos de resguardo fueron breves, dando paso al continuo desfile de la hermandad hasta llegar a la Concatedral de Santa María, donde, como cada año, llevan a cabo una de las más importantes prácticas de apostolado de la feligresía. En un ambiente de total recogimiento, tres miembros de la Hermandad, ataviados con sus hábitos correspondientes, se arrodillan ante el santísimo sagrario.

María derrama lágrimas de dolor, lágrimas del alma que siguen el rastro de su hijo, aquel de la mirada humilde y los ojos cansados. A pesar del frío y la lluvia, Mérida espera expectante el paso del cortejo de San Juan, que retorna sobre sus pasos para volver a su barrio. Allí, los devotos y fieles aguardan, junto con la esencia y la tradición que caracterizan a Las Lágrimas.

La cofradía tenía preparado un final de estación de penitencia diferente, entre bailes flamencos y palmas, con la participación de Fuensanta y Vanesa Blanco, junto a su escuela de baile. Este momento de emoción tiene lugar en el cruce que une a los dos barrios que comparten el orgullo del blanco y verde de la cofradía.

Tras el tradicional encuentro de las imágenes, la Hermandad se recoge entre lágrimas y abrazos. Un año más, la estación de penitencia concluye en San Juan, con la satisfacción del deber cumplido y la emoción palpable en el ambiente.

Galería de Imágenes y Vídeos: Manuel Molina Bolaños y Ángel M. Espinosa Cuéllar.

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