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Como si de un campo de amapolas se tratase

Crónica del Lunes Santo 2024. Infantiles

Redacción: Macarena Hernández Gaviro

Fotografías: Marco A. Sánchez Nova, Francisco Rosco Rosco y Ángel M. Espinosa Cuéllar.

“Mérida está abarrotada. Los visitantes y los emeritenses acompañan de forma masiva a la Infantil. ”

Tras una jornada realmente increíble, los Infantiles volvían a salir a la calle. El día parecía estar indeciso. El sol jugaba incansablemente al escondite, generando un estado de nervios a todo cofrade que se precie. El cielo gris que, desde por la mañana, no quería hacer un hueco al sol y el viento que se hacía más presente a cada hora, hacían dudar de la resolución positiva de la tarde.

Aún así, ni el tiempo pudo parar a la gran marea roja. Y es que es realmente fascinante ver como salen y salen nazarenos por una puerta, desde los más pequeñitos en el corrillo hasta los más adultos haciendo su estación de penitencia. Otra vez lo vuelven hacer, inundan Mérida con sus capas aterciopeladas rojas. Al final, el tiempo jugó a su favor y el viento, tan incómodo para todos, nos regaló estampas cual campo de amapolas.

Como es tradición, a las ocho y media se abren las puertas de la concatedral y la cruz de guía se planta en la calle, Mérida se tiñe de rojo. Los más pequeños salen y, tras la alegría del día del Domingo de Ramos, saben que el cuento ha cambiado, que la solemnidad de la procesión del lunes merece un comportamiento más maduro.

El Medinaceli rebasa el dintel de la Seo. Cincuenta y cuatro portadores son sus pies, cincuenta y cuatro corazones lo llevan hacia lo irremediable. Detrás, peticiones, promesas y plegarias siguen sus pasos en uno de los grupos de penitentes más numerosos de los últimos años. Perdón, penitentas, todas eran mujeres.

Cada vez hace más frío en la calle. Sin embargo, en el interior del templo la suplicante mirada del Cristo de las Injurias llena de calidez el corazón de los cientos de nazarenos que todavía aguardan. Parece que esta iglesia no se vacía nunca.

Los aplausos que recibe a la salida son historia cuando los rosarios comienzan a sonar en el portalón. Último tramo, por fin. En una larga chicotá, con tres marchas encadenadas y que termina con Pureza Marinera, el final de la procesión se ha plantado en la esquina de Caja Badajoz. Vuelven a apreciarse el color de las baldosas amarillas de Santa María, pero por poco tiempo: la cruz de guía ya está en la calle San José. En este Lunes Santo no ha sido una sino dos la caricia en forma de pétalos que la Virgen del Rosario ha recibido. Pétalos que, merced al viento, se repartían cual mano protectora entre la multitud que veía la procesión.

¿Cuál será el secreto? Pues yo se lo digo. El secreto es que la estación de penitencia comienza, para todos los hermanos de la Cofradía Infantil, el Domingo de Ramos y termina el Lunes Santo cuando la salve se escucha más alto que nunca.

Galería de Imágenes y Videos: Marco A. Sánchez Nova, Francisco Rosco Rosco y Ángel M. Espinosa Cuéllar.

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