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Mérida rememoró, un año más, la tradición del Voto a la Inmaculada Concepción

Ante la comunidad Parroquial de Santa María, y con la asistencia de la Junta de Cofradías, se rememoró el tradicional Voto a la Inmaculada que esta ciudad, desde 1620, ha venido realizando.
Desde hace cinco años, son los cronistas de la ciudad, o personas que ellos designan, quienes se encargan de que, cada 8 de diciembre, se rememore el Voto de la ciudad que, a pesar de estar cumplido en el dogma dictado por el Papa Pío IX en 1854, se realizaba este día.
En este 2020, los cronistas designaron al Presidente de la Asociación de la Virgen y Mártir Santa Eulalia y presidente de la Junta de Cofradías, Luis Miguel González Pérez, para que rememorara dicho acto con el texto que reproducimos a continuación.

Conmemoración del Voto a la Inmaculada.

Estimados hermanos,

Las costumbres y las tradiciones con las que vivimos y crecemos, definen nuestra visión de nosotros mismos, de lo que somos y del mundo en el que vivimos. Son un reflejo de nuestra historia, a través del cual mantenemos una conexión con nuestros ancestros, con las generaciones que nos precedieron y que hicieron de nosotros lo que somos.

Por ello, conocer nuestras tradiciones, celebrarlas y mantenerlas, nos ayuda a mantenernos conectados a nuestra cultura y a nuestra historia.

En este año, celebramos el 4º Centenario de un acontecimiento vivido en nuestra ciudad, que guarda ciertas similitudes con la situación que hoy sufrimos. Hace 400 años que, después de sufrir una de aquellas cíclicas epidemias de cólera, el Ayuntamiento de Mérida, agradecido por la intercesión de María Inmaculada, decidió acudir a la iglesia de Santa María de la Plaza, esta Concatedral de Santa María que hoy nos acoge, para ofrecer su Voto por el Dogma de la Inmaculada Concepción de María (“voto de guardar y defender la opinión de que Nuestra Señora la Virgen Santa María fue concebida sin pecado original”, como especifica Moreno de Vargas).

De esta forma, un 20 de junio de 1620, se constituye un cabildo formado por Sres. Don Diego López de Mendoza y Mudarra, gobernador de este partido, Don Pedro Mesía de Chaves, Don Juan Solano de Vega, Don Juan López Morales, Don Juan Cimbrón de Saavedra, el doctor Luís de Triana, Don Juan de Tovar, Don Bernabé Moreno de Vargas y Don Juan Jiménez Cordero, regidores de esta nuestra villa, para firmar un texto que fue proclamado, pocos días después, el 25 de junio de 1620, en esta misma Iglesia Concatedral que hoy nos acoge.

El “Libro de los Acuerdos de los Clérigos y Cabildo desta ciudad de Mérida”, describe este hecho, que hoy conmemoramos y en el que el Ayuntamiento emeritense, constituido formalmente en corporación, acudió a este lugar para leer el siguiente texto:

“ La ciudad dijo que, porque en nuestros días ha crecido en España la devoción de la opinión, que muchos santos han tenido que Nuestra Señora fue concebida sin pecado original y muchas ciudades ilustres de ella han hecho juramento y voto de guardar y defender la dicha opinión, y esta ciudad tiene muy particulares obligaciones  a defender la dicha opinión, por la devoción grande que siempre en ella se ha tenido a la Virgen Nuestra Señora, así en la primitiva iglesia como ahora de presente, pues su primera iglesia la Catedral que hubo en esta ciudad fue dedicada a Nuestra Señora y la que de presente tiene lo es asimismo y en esta Provincia de León siempre se ha celebrado la fiesta de la Limpia Concepción, acordó se haga dicho voto y para ello se señala  el día octavo de la fiesta del Corpus Christi, que lo es jueves primero venidero, veinticinco de este mes  para el dicho voto se haga,  con la solemnidad y demostración se conviene y se comete  a los señores Don Fernando Pantoja y Bernabé Moreno de Vargas, regidores, ordenen lo que les parezca ser necesario y hablen de parte de la ciudad al señor Provisor y hagan lo demás que convenga para que la ciudad salga con su pretensión como desea”.

De esta forma, nuestra ciudad, heredera de una tradición mantenida por muchos fieles emeritenses, que con fervor y en ocasiones desafiando con las armas, defendieron este Voto; mantiene esta renovación, que hoy conmemoramos 400 años después, y se ha convertido en una ceremonia singular, una tradición sin apenas parangones reconocidos.

Estamos, por tanto, ante una de nuestras más preciadas tradiciones, de la que quizás algunos puedan hoy cuestionar su vigencia, máxime después de que en 1854, Su Santidad Pío IX, mediante la Bula “Infalíbilis Deus”, afirmara que: “María Virgen estuvo libre del pecado original desde el mismo momento de su concepción, por los méritos de su hijo Jesucristo”.

Pero no cabe duda que es emocionante pensar que, durante 400 años, generación tras generación de emeritenses, celebraron la renovación de este Voto, ora en esta Iglesia Concatedral de Santa María, ora en la Iglesia del Convento de las Madres Concepcionistas Franciscanas, fundado por otro ilustre emeritense, el capitán Francisco Moreno Almaraz allá por 1588 y hoy tristemente silencioso y vacío tras la marcha de la Comunidad Concepcionista, que durante siglos veló, con sus rezos, por el bienestar de esta ciudad.

Nosotros, los emeritenses de hoy, como quienes nos precedieron durante los últimos cuatro siglos, volvemos nuestra mirada y dirigimos nuestras oraciones a María Inmaculada, solicitando de ella, intercesora privilegiada ante el Padre, que proteja nuestras vidas, del mismo modo que lo hizo con nuestros paisanos del siglo XVII.

Hoy, una nueva amenaza se cierne sobre nosotros, y nuevamente nos ponemos en tus manos, Madre nuestra, para que extiendas tu Manto sobre nosotros y nos protejas.

Extiende tu manto sobre aquellos que dedicaron toda su vida a cuidar de nosotros y ahora son víctimas de esta desgraciada pandemia.

Dirige tu mirada sobre los que cuidan de nuestra salud, protégelos para que ellos puedan a su vez protegernos.

Ilumina el corazón de las autoridades que nos rigen, para que, aúnen sus esfuerzos y sepan encontrar las mejores vías para luchar contra este mal.

De esta forma y con este deseo, los emeritenses de hoy recordamos este Voto, en el día de la Festividad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, 8 de diciembre del año del Señor de dos mil veinte.

Luis Miguel González Pérez

Fotografías de Francisco Rosco y Luis Zama:

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