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Vivir la fe de una manera distinta

A nadie se le escapa que vivimos una situación muy dura y absolutamente desconocida para todos. Una invisible amenaza que nos ha hecho alterar, de un día para otro, todas nuestras costumbres, todo nuestro sistema de vida. Una amenaza que, poniendo en riesgo el bien más preciado que Dios nos dio: la vida, hace que nuestra escala de valores cambie drásticamente, y que ahora concedamos la verdadera importancia que tienen detalles, vivencias y situaciones que antes pasaban desapercibidas, a los que no dábamos su real valor y que ahora echemos mucho de menos.

Una situación que nos llega en plena Cuaresma, cuando los cristianos nos preparábamos para vivir con intensidad los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, saliendo a la calle, con nuestras imágenes para manifestar nuestra fe, y llevar a todos el mensaje de esperanza y de Vida que Jesús nos ofrece con su sacrificio.

Una circunstancia que nos obliga a encerrarnos en nuestras casas, que, de repente, se convierten, ahora más que nunca, en verdaderas Iglesias domésticas, ante el obligado cierre de nuestros Templos. Y allí, en la intimidad de nuestros hogares, rodeados de algunos de los nuestros, pero añorando la cercanía de otros muchos, nos vemos obligados a vivir nuestra fe de una forma distinta.

Hoy vienen a mi memoria las imágenes de aquellas primeras Iglesias, aquellas “Domus Ecclesiaes” en las que los primeros cristianos se reunían para orar, tratando de protegerse de quienes les prohibían practicar su religión. Hoy, como en los orígenes del cristianismo, un mal que ahora no alcanzamos a ver, nos hace volver a recluirnos en nuestros hogares, para vivir nuestra experiencia de fe desde su interior, desde nuestro interior.

Es, sin duda, una situación a la que nos cuesta acostumbrarnos, pero que nos lanza un mensaje de esperanza, ya que aquellos cristianos lograron superar, con la ayuda de Dios, ese largo tiempo de reclusión en sus “Domus Ecclesiaes”, para poder vivir y compartir su fe en las calles y plazas de sus ciudades. Y esa es la esperanza que debe iluminar nuestras vidas en estos difíciles momentos, poniéndonos en manos de Dios, rogándole para que esta pandemia sea pronto un recuerdo, un doloroso recuerdo, que nos está haciendo pagar un inmenso precio en forma de sufrimiento y vidas perdidas. Y que pronto, volveremos a salir a esas mismas calles y plazas, para manifestar la alegría de haber superado estos momentos de adversidad.

Y entre tanto, tratemos de protegernos y proteger a quienes nos rodean. Dispongamonos a vivir esta Cuaresma y la próxima Semana Santa de una forma más íntima, distinta de aquella a la que estamos acostumbrados. Miremos a nuestro interior, obligados a prescindir de esas manifestaciones públicas de fe que son nuestras Estaciones de Penitencia, y oremos.

Ante esta nueva forma de vivir nuestra Semana Santa, la Junta de Cofradías de Mérida pone en marcha esta iniciativa, que llega de la mano de los desarrolladores de la web www.semanasantademerida.es, a quienes agradecemos la posibilidad de que a través de este proyecto “Cofrades en casa” #SSMerida2020Virtual, podamos, desde nuestros hogares, complementar la vivencia de esta Semana Santa diferente, con una experiencia virtual que nos pondrá en contacto con los recuerdos del pasado, aportándonos testimonios de cómo podría haber sido esta y permitiéndonos tener una ventana abierta para compartir nuestros sentimientos.

Desde aquí, quisiera también agradecer la colaboración de Televisión Extremeña y al equipo de reporteros gráficos y cronistas de la web www.semanasantademerida.es, que van a hacer posible que podamos vivir esta Semana Santa virtual.

Tan solo me resta invitar a todos a utilizar esta ventana virtual y fundamentalmente a vivir desde la reflexión personal e íntima esta Semana Santa, que nos ofrece la posibilidad de experimentar una nueva vivencia de fe, en la que poder acercarnos de otra forma a la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Salvador, Jesucristo.

Un sincero y fraternal abrazo.

Luis Miguel González Pérez.

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