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Tarde de calor cofrade

Hace siete años, la centenaria Hermandad del Calvario rescató para la ciudad de Mérida la Cruz de Mayo. Con ello, niños y jóvenes se ponían por primera vez un costal para, durante unas horas, matar ese gusanillo costalero que les entra cada Semana Santa y les aplaca la espera para cuando, por edad, puedan sacar los pasos de Penitencia.
El sábado, fieles a la tradición, el Calvario volvió a poner sus cruces de mayo en las calles de El Barrio haciéndoles partícipes de la misma durante todo el recorrido.
Tres pasos, tres cruces que marcaban la evolución de las cuadrillas desde los más pequeños, que la portaban a hombros, los medianos, que portaban a costal el paso con el que la Hermandad recuperó los antiguos respiraderos de la Oración en el Huerto, y el paso grande, con los más mayores, que cerraba la comitiva. 
Bajo un sol de justicia y temperatura veraniega, a las 18 horas se abrían de nuevo las puertas de la Ermita del Calvario para deleite de padres y abuelos que, móvil en mano, inmortalizaban el momento.
La Agrupación Musical Santa Cecilia puso sus notas tras el paso grande que comenzaba a andar con elegancia y estilo. Una levantá por los abuelos en el segundo paso puso la nota emotiva en la comitiva que, al llegar a la calle Toledo, se enmarcaba con el telón de fondo del Acueducto de los Milagros.
Tras algo más de dos horas de recorrido, volvían los pasos a la Ermita del Calvario, aún con olor a Semana Santa. Abrazos, felicitaciones y satisfacción de los jóvenes costaleros, de los abuelos, los padres y la Hermandad. 

Galería Fotográfica (Manuel Molina Bolaños):

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