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Septenario a la Virgen de los Dolores. Sexto día

SEXTO DOLOR: Nuestra Señora de los Dolores recibe en los brazos a su hijo muerto.

HIMNO: Ay dolor, dolor, dolor.

¡Ay dolor, dolor, dolor, por mi hijo y mi Señor!
Yo soy aquella María del linaje de David:
¡Oíd, hermano, oíd la gran desventura mía!
A mí me dijo Gabriel que el Señor era conmigo,
y me dejó sin abrigo más amarga que la hiel.
Díjome que era bendita entre todas las nacidas,
y soy de las doloridas la más triste y afligida.
Decid, hombres que corréis por la vía mundanal,
decidme si visto habéis igual dolor que mi mal.
Y vosotras que tenéis padres, hijos y maridos,
ayudadme con mis gemidos, si es que mejor no podéis.
Llore conmigo la gente, alegres y atribulados,
por lavar cuyos pecados mataron al Inocente.
¡Mataron a mi Señor, mi redentor verdadero!
¡Dolida!, ¿cómo no muero con tan extremo dolor?
Señora, santa María, déjame llorar contigo,
pues muere Dios y mi amigo, y muerta esta mi alegría.
Y, pues os quedan sin Hijo, dejadme ser hijo vuestro.
¡Tendréis mucho más que amar, aunque os amen mucho menos! Amén.

Del Santo Evangelio según San Mateo (27, 57-60)

Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en su sepulcro nuevo que se había excavado en la roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.

Palabra del Señor.

INTENCIÓN PARA TODOS LOS DÍAS:

Unidos como hermanos, pidamos al Señor y a la Santísima Virgen de los Dolores:

  • Por todos los enfermos, de un modo especial por todos los afectados por el coronavirus o por enfermedades graves.
  • Por los sanitarios y por todas las personas que, en estos días de crisis, se exponen para servir al bien de todos.
  • Por todos los difuntos.
  • Por los familiares de los enfermos y de los difuntos.
  • Por toda la humanidad.

Pedimos salud para los enfermos, la vida eterna para los difuntos, esperanza y fortaleza a todos los que sirven al bien de los demás, así como a los familiares de unos y otros.

Para todos, pedimos que cese esta pandemia.

ORACIÓN FINAL.

Déjanos seguir contigo,
desde el sepulcro al cenáculo
el camino doloroso
de tu soledad y llanto.

Desahoga, Madre nuestra,
tu corazón angustiado,
rosa de siete puñales
por nuestros siete pecados.

Repite el diálogo interno
con tu hijo bienamado
muerto a los ojos del mundo
y, para ti, descansando.

De tu voz aprenderemos
la fe, la esperanza, el cántico
triunfal de amor renacido
tras las tinieblas del sábado. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Bendigamos al Señor

Demos gracias a Dios

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