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Rosario de oraciones y plegarias en el mes de octubre

Tantos misterios como el Rosario. Así es la situación con la que estamos viviendo en la actualidad en este mundo que, como siempre, anda loco. Misterios dolorosos que nos hacen reflexionar acerca de lo que estamos viviendo y que, sin duda, quedará marcado en nuestras vidas para siempre.

Octubre es el mes del Rosario y, en Mérida, todas las miradas confluyen en la Concatedral de Santa María, más concretamente en su Sala Capitular. Allí, elegante, alternando el rojo de los infantiles y el blanco inmaculado de su pureza, nos esperaba Nuestra Señora del Rosario, la Madre de los cofrades de la Infantil y que se convierte en el epicentro de las oraciones de quienes ante Ella acuden. Oraciones sentidas, desde la distancia que marca ese beso que no hemos podido darle en este domingo radiante en el que la Cofradía Infantil se reúne en su honor.

Nos faltaba el beso a la madre, ese beso que tanto echamos de menos, ese beso no dado que recordamos cuando nos faltan, ese beso que lo dice todo…y que hace tanta falta.

La Cofradía Infantil vivió uno de esos días grandes. Todos reunidos en torno a Ella y, como ocurriera el domingo anterior con Santa Eulalia, la fragancia de los nardos inundaba la Plaza, esa que gobierna desde su altar de Santa María y que cada Lunes Santo se llena de luz con su mirada.

Los Infantiles hicieron las cosas como siempre, con sencillez y pasión, con entrega, participando de una Eucaristía que nos recordó cómo hemos vivido la Semana Santa  hacia dentro, en nuestra casa y como dijo el párroco, Antonio Becerra, en su Homilía “viviremos la próxima en la Iglesia”.  Vivimos tiempos de incertidumbre en el que el Rosario es más necesario que nunca, la oración en hermandad, vivir las pequeñas cosas, quedarnos con los pequeños detalles.

Así, ese beso que no dimos, pero que intuimos, esa mirada a la Madre en Majestad, nos abrieron la puerta a la Esperanza en que, más pronto que tarde, volveremos a ser lo que fuimos, pero con la lección aprendida. Vivimos tiempos difíciles en los que cada gesto, cada momento, nos hacen estar más unidos en torno a los titulares de las Hermandades que, durante todo el año, nos esperan en sus altares y que, cada Semana Santa, nos visitan en nuestras calles.

Ahora es tiempo de juntarnos en torno a ellos. Y, como el domingo, recordar cómo los niños, los infantiles, vivieron la Semana Santa desde casa decorando sus balcones y recogiendo, ante la Virgen del Rosario, el pequeño obsequio, sencillo, por su entrega para contar al mundo, desde su confinamiento, que el Domingo de Ramos y el Lunes Santo, su Cofradía estaba en la calle.

Porque los niños, el alma de la Cofradía Infantil, volvieron a ser los protagonistas en el Día de la Virgen del Rosario.

Fotografías: Francisco Rosco Rosco.

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