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Momento perfecto para vivir en hermandad

Crónica del Domingo de Ramos 2021

Redacción: Paco Vadillo Solís

Fotografía: Luis Zama Álvarez y Marco A. Sánchez Nova

La Cofradía Infantil y la Sagrada Cena han provocado que vivamos un Domingo de Ramos intenso, bello y donde podemos soñar con un presente lleno de esperanza

“Que no hay para soñar como las ruinas”. Así describía con su generosa literatura don Miguel de Unamuno el legado romano de Mérida. Haciendo, de esta forma, una metáfora, de que hasta cuando todo parece perdido, en ruina, sin valor, sin la naturalidad original con la que se conciben las cosas, los edificios, los sentimientos, las tradiciones…Hasta en estas circunstancias se puede soñar. Y así lo hemos hecho este Domingo de Ramos del año 2021, soñar en esta situación ruinosa que nos ha deparado la pandemia, pero que ni tan siquiera ella, ha podido con el sueño y el espíritu de los cofrades emeritenses, que han hecho de la ruina, de la dura situación por la que estamos atravesando, el momento perfecto para vivir en Hermandad. Y hoy no ha sido un Domingo de Ramos cualquiera, ni mucho menos descafeinado o antinatural. Hoy ha sido un Domingo de Ramos de pasión, Amor y Patrocinio y de Jesús entrando en Jerusalem. Hoy ha sido un Domingo de Ramos para soñar en el futuro próximo, en el del año que viene, pero sin lamentaciones, sin condescendencia, sin penas… Porque hoy los hermanos y hermanas de la Cofradía Infantil y la Sagrada Cena han provocado que vivamos un Domingo de Ramos intenso, bello y donde podemos soñar con un presente lleno de esperanza.

Un lazo rojo y blanco.

La puerta de la concatedral de Santa María estaba abierta de par en par a las diez de la mañana. Buena temperatura. Soplaba una brisa, melancólica. Pero bajo el dintel de la parroquia esperaba la Junta de Gobierno para recibir a todos los cofrades emeritenses. Hoy se abrían las puertas de la concatedral para que nadie saliera de ella, sino para que todos entrásemos. No se abría para que luciera su Cruz de Guía rodeada de la algarabía de los niños y niñas de la ciudad ondeando sus palmas. Se abría para que las palmas y la algarabía  del Domingo de Ramos se viviera dentro de la iglesia. La hermandad le ha dado la vuelta al Domingo de Ramos y lo ha convertido en un momento irrepetible. Y aunque muchos dirán que se ha hecho a la fuerza, obligado por las circunstancias, este momento de vida en hermandad compartida es algo casi histórico. Su iglesia hoy ha sido la nuestra. Su templo, ese que les aguarda en noches de toque de queda casi en silencio y en intimidad, hoy ha sido la casa de todos. La generosidad de este Domingo de Ramos, donde hemos sido nosotros los que hemos entrado y no ha salido nazareno alguno, ha marcado el ritmo de los cientos de corazones que durante toda la jornada han recorrido con emoción cada baldosa de esta iglesia milenaria.

La Infantil te recibe en la puerta. Te coloca las cintas en forma de lazo con sus colores institucionales y te hace, desde ese momento, miembro de su cofradía. Ya no hay nadie al otro lado de la acera viendo la Estación de Penitencia, hoy ellos, casi sin saberlo, nos han metido a todos dentro de su procesión. Haciéndonos partícipes de su vida en hermandad y compartiendo su pasión. Yo también llevaba sus colores en mi solapa. Yo también me he sentido hoy un Infantil como ellos. Yo también he llevado hoy en mis manos una palma, simbólica, que ondeaba dentro de la Iglesia.

Y allí dentro, luz. Mucha luz. La que desprendían los cirios de cada paso, pero sobre todo, la que emanaba de los ojos de cada uno de los hermanos y hermanas.

Los cuatro titulares estaban sobre sus pasos. Las andas lucían como si el sol diese en ellas paseando por la Loba Capitolina o con los flases de los fotógrafos junto al Templo de Diana un Lunes Santo.

Nuestra Señora del Rosario era la primera en recibirnos. Antes, un rincón íntimo con el estreno del Libro de Reglas de la hermandad, junto con alguno de sus símbolos más identificativos. Sumando momentos.

Es imposible mantener la mirada con Nuestra Señora del Rosario. Un hecho que, por cierto, te permitía vislumbrar su nueva saya, blanca y plateada, que la envolvía en un halo de magnificencia que te transportaba a los mejores rincones de su rachear por Mérida cada Lunes Santo.

Unos borlones presiden la bambalina frontal. Están quietos, hieráticos, pero no sé porqué fuerza intangible los ves moverse, bailar al son de sus varales. Del ritmo que marcan los rosarios en cada uno de los varales del palio.

Frente a ella Medinaceli e Injurias. Impasibles. Reflexivos. Con su figura dispuesta frente a los fieles. Acongojan. Cierto halo de sufrimiento. Es momento para analizar todo lo que nos ha pasado en este año en “ruinas”, complejo, triste. En ellos vemos las caras de cada una de las personas que este virus se ha llevado por delante. En ellos se guarda el dolor de tantas familias emeritenses. En ellos descansan nuestras plegarias. En ellos confiamos nuestro dolor.

Pero tras la reflexión nos queda la alegría. La alegría de cada Domingo de Ramos. Y aparece este año como una visión. Y es que sin centrarte en los detalles algo ha cambiado en este paso. Jesús, da un aire al Príncipe Suba Sadiq Abbasi de Pakistán. Los nuevos mantolines de las imágenes del paso de la Burrita fueron donados por un hermano de la Cofradía que estando de viaje en 2019 por tierra Pakistan vio un traje regional de la  ciudad y entendió que eran los mantolines que enriquecerían al grupo escultórico al que tanta devoción conserva.

No se equivocó. Salta a la vista. La imagen del conjunto ha mejorado y te traslada a la situación que se recrea, cuando Jesús entró en Jerusalem. Felicidades a la hermandad, y al hermano, que han conseguido seguir dando pasos en la mejora de sus escenas de pasión.

Ya salgo de la concatedral. Pero no salgo igual que entré. Salgo sintiéndome parte de la Infantil. Como si estuviera dentro de su Estación de Penitencia. Por eso no es un Domingo de Ramos normal, claro que no, pero para mí será único. Por delante la tradicional misa de palmas y los jóvenes y niñas y niños de Mérida deseando entrar como yo. Hoy ha sido Domingo de Ramos en Mérida. Y no será diferente. Ni mucho menos peor o mejor que los que conocemos. Hoy he mirado a los ojos a los que van con la capucha habitualmente, y he compartido la misma esperanza con ellas y ellos por nuestro futuro.

Amor y Patrocinio.

Es el turno de visitar y acompañar a la Sagrada Cena. De subir la Argentina para estar junto a la familia de San José.

De camino hacia la que inicia cada Domingo de Ramos en nuestra ciudad, la que abre nuestra Semana Grande cada año, Mérida desparrama Semana Santa por todas sus esquinas. La Plaza de España engalanada. Balconeras, venecianas, cubo informativo y el cartel que reza y recuerda a todas y todos que nuestra Semana Santa es de Interés Turístico Internacional, qué responsabilidad y orgullo.

En el Salón Capilla del Parador una exposición única de los Castillos que recorre su historia a través de enseres y elementos que emocionan y que te reconcilian con tu propia historia personal. En la plaza de nuestra ciudad la Banda de Música dirigida por Pilar Vizcaíno interpretando marchas procesionales. ¿Quién dice que no hay Semana Santa? Y por toda la ciudad un continuo ir y venir de ramas de olivos que salen de cada templo de la capital autonómica.

Pero en La Argentina ya se escucha un rumor que atrae. Un rumor de personas que, frente a su casa hermandad, van llenando los rincones de la ciudad, que comparten en redes y en corrillos que en San José nos están esperando Jesús del Amor y Nuestra Señora del Patrocinio con las puertas abiertas.

Así se presenta esta hermandad un año más, con sus puertas abiertas de par en par para compartir su pasión con todas y todos los emeritenses. Junto a la calle, entre curiosos y fieles, aguardan sus titulares. Un regalo para los sentidos de quien se encuentra de sopetón una escena única e irrepetible.

Parece otra Casa Hermandad. Realmente es otra Casa Hermandad en este Domingo de Ramos de 2021. Su Hermano Mayor está allí presente, recibiendo a todos. Compartiendo lo que siente él y su familia por la cofradía. Y consiguiendo, un año más, que tú también te sientas parte de la misma.

Un cordón me separa de la estampa de la Sagrada Cena. Pero existe como un sentimiento, casi indescriptible, que te empuja a querer saltarlo y acercarte aún más. Impresiona. Es bello. Intimida.

Un acierto de la Cofradía que consigue que en este Domingo de Ramos puedas estar más cerca que nunca de sus titulares, sentirlos. En una esquina, casi sin querer hacer ruido, se encuentra Nuestra Señora del Patrocinio. Como quien siente en sus manos la responsabilidad de llevar el peso de todos los que te rodean. Ella lleva el peso de tantos y tantos hermanos que confían en ella toda su vida. Ella, sin duda, en este complejo año de pandemia que llevamos vivido, ha soportado junto a sus cofrades el dolor que arrastramos por dentro. Y ella, allí situada en la Casa Hermandad, en este Domingo de Ramos único, mantiene la esperanza por un tiempo mejor.

Momento inigualable que el que vives frente a esta puerta que hoy más que nunca, incluso más que un Domingo de Ramos normal, está abierta a los anhelos de todas y todos los emeritenses.

Desde el Viernes de Dolores, y así seguirá siendo durante toda la Semana Santa, se reúnen de forma espontánea decenas de personas a pie de calle, mirando a los ojos a sus titulares, que buscan respuestas en esta situación. Y hoy, Domingo de Ramos, son muchos los que se las han llevado, respuestas de pasión y de consecución de un futuro mejor.

La Argentina huele a incienso, que se desparrama desde su Casa Hermandad por cada rincón de la ciudad. Hoy, sin saberlo, han dado un paso importante en su crecimiento. Ya no sólo de los enseres que seguirán estrenando, como los varales que aguardan un año por las calles de Mérida, sino en la consistencia de una cofradía que gana enteros y que se ha abierto como nunca a toda la ciudad.

Hoy es Domingo de Ramos. Un Domingo de Ramos único. Diferente. Pero hoy en Mérida se ha vivido el Domingo de Ramos. Ni la pandemia ha podido evitarlo.

Entrevista al Hermano Mayor de la Hermandad y Cofradía de la Sagrada Cena, Pablo Burgos:

 

Galería de Imágenes: Luis Zama Álvarez y Marco A. Sánchez Nova.

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