“La cantera cofrade de la ciudad, pareció obrar el milagro: la lluvia dio una tregua, permitiendo que los niños lucieran con orgullo sus pequeñas imágenes alrededor de Santa María”.

Mérida dio comienzo a su Semana Santa el pasado Sábado de Pasión con su ya tradicional procesión infantil, una cita que se ha convertido en todo un clásico y que sirve para abrir boca ante los días grandes que están por llegar.

La tarde se presentó amenazante, con el cielo encapotado y la lluvia asomando en todo momento, pero la ilusión de los más pequeños, la cantera cofrade de la ciudad, pareció obrar el milagro: durante el breve recorrido, la lluvia dio una tregua, permitiendo que los niños lucieran con orgullo sus pequeñas imágenes alrededor de Santa María.

Entre las novedades de este año, destacó un entrañable Medinaceli, una talla que ya procesionó con la Cofradía Infantil en sus inicios y que regresa para acompañar a la ya habitual Virgen de los Dolores. Ambas imágenes, portadas con mimo por los más pequeños, desfilaron con todo lujo de detalles: tronos adornados, exornos florales y acompañamiento musical a cargo de la OJE de Mérida.

La procesión infantil, que crece cada año en importancia y emoción, es organizada por la Escuela Cofrade Pablo Barroso, que durante toda la Cuaresma ha preparado a los niños para este momento tan especial. Ellos fueron los grandes protagonistas: miradas ilusionadas, nervios a flor de piel y una pasión que brillaba incluso más que los truenos que amenazaban la tarde.

El recorrido, aunque se mantuvo sin cambios, fue algo más ágil que en ediciones anteriores debido a la inestabilidad meteorológica. Aun así, la estampa fue preciosa y volvió a confirmar que esta pequeña procesión se ha ganado, por derecho propio, un lugar imprescindible en el calendario cofrade emeritense.

Fotografías y Video: Manuel Molina Bolaños.