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No fue un sueño… Lo hemos vivido

Dicen que, muchas veces, soñamos con los ojos despiertos. Quizá pueda parecer antagónica la afirmación pero el caso es que, la ciudadanía emeritense, y los cientos de personas que han llegado a Mérida a vivir el fin del Año Jubilar Eulaliense, han soñado despiertos con todas las emociones que se han vivido.

Y es que ha sido como destapar el tarro donde se guardan las mejores esencias. Desde el momento en el que el pregonero, Fray José Rodríguez Carballo, a la sazón Arzobispo de Mérida-Badajoz; nos invitará a vivir intensamente los días de Eulalia de Mérida, entramos en una especie de tsunami Eulaliense del que nadie ha salido indiferente.

La cosa prometía, no en vano, todos los detalles estaban cuidados al milímetro para que, al menos, nada fallara y, si fallara algo, corregir ya en el momento. El caso que hemos vivido un sueño desde el momento en el que Eulalia cobró fuerza y vida en la Alcazaba Árabe en el impresionante musical dirigido por Sergio Pérez y Pilar Vizcaíno. Una representación en la que nos sentimos testigos privilegiados de la historia de Mérida y de su origen como Cuna del Cristianismo Hispano.

La mañana del 9 de diciembre volvió a sentirse en la ciudad como uno de sus grandes días. Peregrinos llegando escalonadamente a la Basílica, independientemente de la gran peregrinación que aglutinó a más de 1.000 personas que, desde Perales, volvieron a trazar el Camino Eulaliense más famoso y tradicional de la ciudad.

Pero todos los ojos estaban ya puestos sobre la Basílica de la Patrona, expectantes por ver y sentir como, poco a poco, el Año Jubilar se nos iba de las manos, pero a lo grande. Son días de fiesta en los que, por supuesto, Santa Eulalia merecía lo mejor… Y lo tuvo.

Y es que, desde los momentos antes de la salida de la Procesión, ya se intuía que algo grande iba a pasar. La Banda de la OJE de Mérida llegaba, solemne, a una Basílica iluminada con elegancia para recibir a la Patrona. Tras ellos, la impresionante Banda de Música de la Cruz Roja de Sevilla que, en todo el recorrido, ofreció un magnífico concierto de marchas al que se sumaron los portadores y portadoras de la Patrona.

Y salió Eulalia a corretear las calles de su ciudad, en recorrido inverso al que, aquel 10 de diciembre, la trajo hasta la ciudad. El caso es que, aparte de la festiva salida, con fuegos artificiales incluida y ráfagas de llamas sobre la Basílica, Santa Eulalia se encontró con el homenaje que los efectivos del Parque de Bomberos de Mérida, le tenían preparado en el Cruce de la Estación.

Una zona que, abarrotada de público, aplaudió la petalada que, desde la escala del camión con la que salvan tantas vidas, comenzó a caer sobre la Patrona. La sorpresa fue mayúscula cuando, al terminar, los bomberos bajaron con su cesta y se pusieron frente a frente a la Mártir para depositar a sus pies un ramo de flores. Sin duda, momento sublime.

Eulalia llegó a Santa María y fue recibida por una gran petalada a cargo de los hermanos y hermanas de la Cofradía Infantil que, desde el balcón de la Guía, recibieron a la Patrona en esa noche única en la que «duerme» en la Concatedral.

 

Luego llegaron los drones formando figuras de todo tipo en el cielo emeritense hasta que, nuevamente, Eulalia se hacía presente, con el Lusitania como telón de fondo, en el final de un espectáculo que aglutinó a miles de personas en el Puente Romano y sus alrededores.

Amanecía el 10 de diciembre con mucho frío pero soleado en los alrededores de la Concatedral de Santa María para dar paso a la procesión Solemne de Santa Eulalia, de regreso a su Basílica. Asociaciones religiosas, hermandades y Cofradias, autoridades civiles y militares… En fin, la estampa que tradicionalmente se repite, cada Día de la Mártir en nuestra ciudad. Eso sí… con más público que nunca.

La Plaza de Santa Eulalia (habilitada para este día dentro de los trabajos que siguen realizándose en la misma) se quedó pequeña para la llegada de la Mártir a los sones de la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Paz, la Banda de Cornetas y Tambores de la OJE de Mérida y la Banda de Música de Mérida.

Columnas de fuego, pompas de jabón, humo de diferentes colores y fuegos artificiales dieron la bienvenida a la Patrona a escasos minutos de cerrar su Año Jubilar y enmarcarse en el dintel de la puerta de la Basílica y adentrarse en la misma a los sones de su Himno «Gloria y honor». Momentos emocionantes que cientos de personas disfrutaron en el «hasta pronto» a Santa Eulalia que, desde su paso, presidió la Solemne Eucaristía en su honor, presidida por Fray José Rodríguez Carballo, el clero de la diócesis y el de la ciudad, cerrando el Año Jubilar con la colocación de la llama sobre el túmulo de la Santa.

En definitiva, las jornadas acabaron por todo lo alto, en la noche, con un magnífico espectáculo pirotécnico y musical con proyecciones en laser sobre la fachada de la Basílica que culminó con la invitación de la Mártir Santa Eulalia a decirnos, sobre la fachada, que ya estamos Rumbo al 2028.

No fue un sueño, fue una realidad tangible que queda en las retinas de todas y todos los emeritenses, y muchas personas foráneas, tuvimos la suerte de contemplarlo. Se vivió Eulalia, se sintió Eulalia, no se ha soñado, se ha vivido.

Galería de Imágenes y Videos: Manuel Molina Bolaños, Francisco Rosco Rosco y Ángel Espinosa Cuellar.

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