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Aromas de diciembre

Amanece en Mérida, cada 10 de diciembre, con el sabor tradicional del Día Grande de la Ciudad. Por momentos, parece que no han pasado los años, se trata de un día tan especial, tan distinto… es el Día de la Mártir.

Las calles se convierten en afluentes a un río que pasa por Santa María. Todos atraídos por un imán que en Mérida tiene nombre de niña. Abrigos largos, bufandas, medallas, todos con sus mejores galas para volver a andar el recorrido de la tradición, el que por las calles que llevan su nombre llevarán a Santa Eulalia a su Basílica.

El cielo, ese cielo de invierno emeritense, es el preludio de una jornada fría que sucumbirá al calor de la devoción eulaliense. Estandartes y varas se abren paso entre los fieles que, con flores, homenajean a Santa Eulalia.

La Banda de Cornetas y Tambores de la OJE, en su 40 aniversario, ponen los primeros toques a una procesión que siempre lleva el mismo esquema. Suenan las notas musicales mientras avanza el cortejo de asociaciones religiosas y cofradías.

La Agrupación Musical Nuestra Señora de la Paz comienza su recorrido hasta la Basílica mientras los coros y danzas de Nuestra Señora de la Antigua se preparan en la puerta de la Concatedral para recibir a Eulalia, en su día grande, a los sones de ‘Olalla blanca en lo blanco”. Y se van cumpliendo las tradiciones, el piquete de Artillería comienza a marcar el ritmo marcial que pronto cogerá el Paso de Santa Eulalia que, en su caminar, va robando alguna que otra lágrima.

Mientras todo sigue igual, la Mártir recorre la distancia que la separa de la Puerta de la Villa donde, a ritmo de la Jota de Guadalupe, comienza una gran petalada que la despide de la ciudad para descender por el arrabal a su Basílica.

Pero no todo es igual porque, entre las representaciones, nos encontramos con quienes quieren estrechar lazos, dw la mano de Santa Eulalia, con Mérida. Representantes de la Cofradía de la Soledad, Patrona de Badajoz, se entremezclan entre los miembros de la Asociación de la Virgen y Mártir Santa Eulalia y observan, emocionados, la devoción emeritense por su Patrona.

Y llega el momento de las despedidas. Como siempre, Eulalia echa una última mirada hacia la Puerta de la Villa para, entre el canto de los extremeños, buscar el atrio de su casa, esa casa donde nos espera durante todo el año y en la que siempre hay Aromas de Diciembre.

FOTOGRAFÍAS: Francisco Rosco Rosco


VÍDEO: Pedro Encinas Becerra

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