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Los besos guardados

“¿Adonde irán los besos, que no damos, que guardamos?’ cantaba Victor Manuel en una de esas canciones “de las de toda la vida”. Los besos, ese gesto de amor, en ocasiones de traición, nos son negados en este tiempo de pandemia.

En este último domingo de septiembre han quedado muchos besos guardados pero que han quedado marcados en los muros de la Basílica de Santa Eulalia.
El Covid nos ha robado los besos, los abrazos, pero no ha podido robar una de la más arraigada de nuestras tradiciones: nuestro encuentro, frente a frente, con Santa Eulalia, o Eulalia, o la Mártir bendita, como queramos llamarla.

El caso es que el olor a nardos de este domingo de septiembre hacia que, como dijera el poeta “como las abejas en la primavera, las almas puras buscarán tu Hornito”, cientos de emeritenses se sintieran atraídos, como por inercia, hacia el atrio de la Basílica.

No había música, todo era más solemne, más sentido, más íntimo. Eulalia, nuestra Mártir, nos esperaba a pié de altar, rodeada de nardos con su traje y manto rojos con bordados en oro.

Radiante, ha ido recibiendo las oraciones y plegarias de sus convecinos, fieles devotos que llevan a sus plantas tantas y tantas peticiones. Posiblemente, la más generalizada, haya sido aquella que pide que, por fín, salgamos de esta, no sin rogarle por los enfermos, los fallecidos y sus familias, hoy Eulalia ha escuchado de todo.

Nos faltaron los besos, pero no las plegarias, nos faltó ese contacto directo con Ella, con quien mira su ciudad desde su alma de niña y, con el coraje que la llevó al martirio, la defiende e intercede por ella. Nos faltaron tantas cosas.

Una extraordinaria organización ha marcado una tarde que, sin duda, marca una página más en la historia de Mérida, una tarde diferente en la que Eulalia ha vuelto a ser nuestro Faro y que demuestra que, cuando baja de su altar, todos acuden a su llamada.

Una tarde de besos guardados que, ojalá, más pronto que tarde, vuelvan a caer en las manos de la bendita Eulalia.

Fotografías: Luís Zama Álvarez.

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