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La voz del costalero sonó 365 días después del silencio

Había ilusión en el ambiente y ganas de disfrutar de un evento cofrade en el que se cumplieron todas las normas de seguridad marcadas por Sanidad.

La Iglesia de Cristo Rey se convertía, de esta manera, en el faro de la voz de los costaleros con el sentido pregón que David Flores fue desgranando ante la mirada de Nuestra Señora de la Paz.

Fue sonar la marcha “Hermanos costaleros”, interpretada por la Banda de Música de Mérida, y comenzar un cosquilleo entre los asistentes. Era como si el tiempo no hubiera pasado, como si, después de un año, todo siguiera igual.

Fue Mario Hernández, presentador del acto, el que recordó que, 365 días antes, le comunicaba al pregonero que no habría pregón, que debia guardar sus sentimientos hasta que la situación lo permitiera.

Y fue justo 365 días después cuando David Flores desparramó corazón en el atril del altar de Cristo Rey. El que rezó por las víctimas, los enfermos y todos aquellos que se han visto afectados, de una manera u otra, por la pandemia.

Desde ahí todo fue sentimiento puro. Recuerdo a su abuela, a su familia, a sus compañeros bajo el paso. Homenaje sentido a todas las cuadrillas que realizan el magnífico esfuerzo de convertirse en los piés del Señor y la Santísima Virgen.

No dejó a nadie en el tintero, y con un repaso a toda la Semana Santa, no sin antes escuchar el himno del costalero, Flores consumó un pregón, guardado como oro en paño, durante 365 días y dejando ese sabor de boca que los buenos toreros dejan tras una buena faena.

Galería de Imágenes: Manuel Molina Bolaños.

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