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La Cofradía soñada

Crónica del Jueves Santo 2023. La Paz

Redacción: Mario Hernández Maquirriaín

Fotografías: Paco Rosco Rosco

Y es soñada porque la Virgen de la Paz es un suspiro, es ese momentito en el que te encuentras con el rostro de una madre que va pidiendo algo que debería ser sencillo, la Paz.

El Jueves Santo se inició en San Francisco de Sales, en una tarde que ya es historia de la Semana Santa de Mérida que, en este Jueves Santo, ha sido vista por miles de espectadores a través de La 2 de TVE, sí, esa que vemos poco y tanto nos enseña y que ha servido de escaparate para la Semana Santa de Mérida.

Todo ello llama a la reflexión en este Jueves Santo porque, no hay duda, a quien vemos poco y tanto nos enseña es la Cofradía de La Paz, la de la Blanca Paloma, la que es capaz de aglutinar a todos sus fieles, ahora en la diáspora, cada tarde de Jueves Santo.

Es sentir que va a salir la Cruz de Guía y, como si de un reclamo se tratara, llegan aquellos habitantes de la extinta Barriada de La Paz alrededor de la Parroquia. Es como un imán que los atrae a todos. Es un imán que, si los que faltan no vienen, llegan sus hijos, nietos y bisnietos porque La Paz, nunca estará sola.

Así las cosas, mientras sus nazarenos tiñen de rojo y negro el adoquinado que les hace descender por el Acueducto de San Lázaro, o Rabo de Buey, la Cofradía derrocha ese sabor peculiar que, sólo ellos, saben destilar a raudales.

En lo alto de Rabo de Buey aparece, lentamente, el Prendimiento y nuevamente el Cristo, el de la mirada serena, el de la redención, el que todo lo perdona, nos da la mejor lección de Amor mientras Judas, con cara hasta de arrepentimiento, se muestra dubitativo a la hora de darle ese beso que, en vez de Amor, provoca muerte.

Es el beso eterno, el beso amargo, el del cuasi amigo, el del que te dice que no te preocupes que ésto lo arreglo yo. Es el beso no sincero, el beso del cobarde, del que sólo te busca cuando te necesita… La imagen de Judas, en nuestro Prendimiento, muestra la mejor imagen de cómo un gesto de amor se convierte en traición y que, encima, se vuelve contra él.

Es, no hay duda, una lección para ignorantes, para quienes piensan que, con un simple arrepentimiento, todo está saldado. Así acabó Judas, arrepentido y perdonado, colgado de un árbol que, a fin de cuentas, es signo de vida.

El caso es que la Cofradía, rojo y negro… Nos muestra verdades que pasan a diario ante nuestros ojos… Pero es la Cofradía querida, la soñada y una de las más esperadas en el Jueves Santo emeritense.

Y es soñada porque la Virgen de la Paz es un suspiro, es ese momentito en el que te encuentras con el rostro de una madre que va pidiendo algo que debería ser sencillo, la Paz. Cuando hablamos de pedir la Paz, aparte de pedir la de todo el mundo, muchas veces olvidamos la Paz cercana y, de eso, Ella sabe mucho.

Es el recuerdo de Lolo, de Feli, de Rafa… Porque al final, la Virgen de la Paz es el recuerdo de todos. Que ¿Por qué no lleva palio? Porque Ella no lo necesita, porque Ella lo abarca todo, porque, sólo con su nombre…es TODO.

El Palio de la Paz es el cielo azul de Mérida, es el oscuro de la noche. Y sus varales, todos con nombres y apellidos, los de aquellos que sueñan que, cada Jueves Santo, aparezca radiante en la Plaza de España, con una humilde ramita de olivo en las manos…

La Cofradía del Prendimiento, negro y rojo, blanco y plata…rindiendo homenaje a todas las hermandades de Mérida a través de sus titulares, en la primera tanda de su candelería, hizo, sin quererlo, hermandad. Pues Ella es sólo una, la que abrió una tarde para la historia de Mérida.

Galería de Imágenes y Vídeos: Paco Rosco Rosco y Raúl Flores Hernández.

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