Haciendo historia sabiendo ser y estar
La gran procesión conmemorativa del 125 aniversario ha puesto de manifiesto el por qué la Hermandad centenaria ha venido siendo, a lo largo de su historia, la columna vertebral de la Semana Santa de Mérida. Ejemplo de saber ser y estar, la Hermandad convirtió la tarde noche del sábado 18 de octubre en una gran manifestación de fé y de historia.
En una sola tarde tuvimos Domingo de Ramos, Martes y Viernes Santo con las mismas sensaciones y aromas de los días representados pero, sobre todo, con la demostración de esfuerzo en cuadrillas de costaleros, capataces y juntas de gobierno implicadas, especialmente las del Calvario e Infantil que, mano a mano, demostraron que la palabra HERMANDAD, todavía puede escribirse con mayúsculas.
Por supuesto, no faltaron representaciones de todas las hermandades de la ciudad que, como si de un Viernes Santo se tratase, avanzaban en la delantera del Cristo del Calvario Yacente. Una organización complicada que, gracias al apoyo de todos, dejó imágenes históricas y difíciles de olvidar y que pudieron disfrutar cientos de personas a lo largo de todo el recorrido.
La jornada tuvo un maravilloso e histórico prólogo en la noche anterior, rubricado por la Cofradía Infantil, con el traslado del paso de la Entrada en Jerusalén, acompañado por más de un centenar de hermanos de la cofradía, transitando por calles que dejaron imágenes históricas como el paso por el Callejón de la Amargura, Luis Chamizo o la subida a la Ermita del Calvario para que, tras un magnífico recibimiento por parte de la Hermandad del Calvario, que recibió a los infantiles con todos los pasos iluminados, el paso quedara depositado en la ermita para la gran jornada de doble conmemoración: el centenario del Señor en la Entrada en Jerusalén y el 125 aniversario de la Cofradía del Calvario.
El Calvario ha ido cosiendo la historia de Mérida a través de la Semana Santa por ello, el pasado sábado, desplegó toda su artillería por la calle que lleva su nombre, en una jornada histórica que conmemoró los 125 años de una hermandad que, hasta el año 1928, sostuvo todo el peso de la Semana Santa de Mérida, con innumerables detalles que no pasaron desapercibidos para el mundo cofrade.

La tarde comenzó solemne con la rúbrica del acuerdo de cesión, por parte de la Hermandad del Calvario a la Cofradía Infantil, del grupo escultórico de la Entrada en Jerusalén que se realizó momentos antes del inicio del cortejo procesional. De esta manera, y en presencia de cinco ex Hermanos Mayores de la Hermandad del Calvario, y un ex Hermano Mayor de la Cofradía Infantil, ante sus Juntas de Gobierno, y el público asistente, se reafirmó el hermanamiento entre ambas hermandades, no en vano, los infantiles son los herederos del Calvario, fruto de la semilla sembrada en su día, como en la parábola del grano de mostaza.
Pero hubo más detalles inéditos, o que al menos se producen en raras ocasiones, como la presencia del Nazareno del Calvario en una procesión de estas características, ya que solo se produjo en el año 2000 con motivo del centenario de la Hermandad porque, cuando hay procesión magna en Semana Santa, suele procesionar el Nazareno de Santa Eulalia.
Pero lo que más llamó la atención fue la presencia de dos pasos de palio en el cortejo con la Virgen de la Amargura y la Virgen de los Dolores en el que destacó el detalle de los respiraderos que cada Lunes Santo procesiona la Virgen del Rosario cedidos por la Cofradía Infantil para ésta efemérides.
Como decíamos, en la procesión pudimos pasar del Domingo de Ramos al Martes Santo y de ahí al Viernes Santo con la Solemne procesión del Santo Entierro. Abría el cortejo, como no podía ser de otra manera, el paso de la Entrada en Jerusalén, acompañado de un centenar de hermanos de la Cofradía Infantil, a los sones de la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Paz .
A partir de ahí, las numerosas insignias de la hermandad centenaria fueron conformando los tramos de cada uno de los pasos que participaron en el magno cortejo. De esta manera, el Libro de Reglas de la hermandad antecedía al paso de la Oración en el Huerto, con el Cristo luciendo su túnica primitiva, a los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de la OJE de Mérida.
Tras este paso, el guión del Centenario de la Cofradía, del año 2000, abría el tramo del paso de la Flagelación de Jesús, acompañado musicalmente por la Banda de Cornetas y Tambores «Virgen del Pilar» de Villafranca de los Barros. El estandarte del Nazareno abrió el silencioso tramo de Jesús Nazareno que, sobre su paso dorado, que en su día fue adquirido a la Hermandad sevillana de la Candelaria, marcaba un impás ante la llegada de la Reina de El Barrio, María Santísima de la Amargura.
La salida de la Amargura, a los sones de la Banda de música de Talavera, volvió a ser arrollador, como cada Martes Santo convirtiendo la calle Calvario, arteria principal de El Barrio, en júbilo. No es habitual verla bajar por esta calle, a plena luz del día, al igual que al Nazareno por lo que ambos pasos se convirtieron en uno de los momentos únicos de la jornada.
Tras ella, las Hermandades y Cofradías, en orden de antigüedad, así como las asociaciones religiosas, convirtieron la tarde en el tradicional Viernes Santo emeritense. La Junta de Cofradías iba avanzando ante el Yacente que, en su gran mayoría, fue portado por mujeres.
En silencio, avanzaba el Santísimo Cristo del Calvario, origen de la Cofradía, en su urna de plata de Meneses. Una estampa que lleva repitiéndose en Mérida durante siglos, por ello hablamos de historia, no solo de la Hermandad, sino de su Ermita, su calle… etc. Y delante del paso, el hermano mayor más antiguo de la Hermandad, D. Ángel de las Heras Espino, quién a su vez fuera su capataz, sin perder detalle del avanzar del mismo y, sobre todo, rubricando la historia de la Hermandad, refrendada por sus sucesores, Isidro Anguas y Fernando Carrasco, que avanzaban ante el paso del Nazareno o Antonio Chaparro, en la Virgen de los Dolores ¡Toda una lección de historia cofrade.
Finalmente llegó, oficialmente, la Hermandad del Calvario. El estandarte de la Virgen de los Dolores abría el último tramo, como cada Viernes Santo, anunciando la presencia de quien, por acuerdo plenario, es la ,»Señora de Mérida». La Banda de Música de Mérida aportaba sus acordes al solemne y elegante caminar de la Virgen de los Dolores contrastado con el soberbio andar de la Virgen de la Amargura, que era todo un derroche de alma de barrio.
Sin duda, una tarde noche para recordar, con miles de personas en las calles del recorrido, especialmente en el centro de la ciudad en la que se vivieron momentos únicos y en la que se pudo comprobar, como siempre, el buen hacer de una hermandad como la del Calvario. Mérida volvió a escribir una nueva página en la historia de la Semana Santa emeritense.

Galería de Imágenes y Videos: Manuel Molina Bolaños, Ángel Espinosa Cuéllar, Francisco Rosco Rosco, Marco Sánchez Nova y Raúl Flores Hernández.















































































