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Donde duelen los pellizcos

Crónica del Miércoles Santo 2023. Castillos

Redacción: Ana Gaviro Gómez

Fotografías: Marco A. Sánchez Nova, Luis Gallardo Ruíz, José Luis Moreno Palmerín y Raúl Flores Hernández.

Pellizco cuando la Coral lo hace patente: ‘sólo soy uno más entre la gente’. Esa saeta en versión coral del maestro Galindo que nos hace reparar en toda esa gente que Te mira con el corazón encogido.

Sabiendo que tenía una (otra más gracias a Dios) cita con ustedes, ayer me propuse escribir sobre mis sentimientos al ver  la procesión del Nazareno. Porque yo nunca he sido del Nazareno. Es una de ‘esas cosas’ adquiridas por contrato matrimonial y que, o idólatras u odias… Pura condición humana.

En cualquier caso, por qué no desnudarme aquí con sentimiento puro?… Pues ustedes juzgarán …o sale bien …o sale muy mal.

A menudo, demasiado a menudo, nos entretenemos en cosas sin importancia (ya lo dice mi cura…nos fijamos más en la jaula que en el canario), cuando las verdaderamente importante  pasan desapercibidas…y esas…esas  son que nos dan el pellizco dónde duele el pellizco.

Y lo ves…Viene el pellizco en forma de zancada, tantas veces cantada, cuando se entrega  por completo a Mérida…vaya tela con el respingo!  Y luego otro cuando ves esas filas de penitentes, felizmente engrosadas este año, compartiendo voluntariamente su Pasión. Y sigue el pellizco cuando, ahora sí, el ‘todo Mérida’ acompaña a su Madre en El Encuentro.  O cuando todo el mundo le aclama al llegar a la Plaza de España, camino adoquinado que sabe a Gloria, porque –imagino- el del Calvario fue otra cosa.

Pellizco cuando la Coral lo hace patente: ‘sólo soy uno más entre la gente’. Esa saeta en versión coral del maestro Galindo que nos hace reparar en toda esa gente que Te mira con el corazón encogido.

Pellizco cuando reparas en esa mayordomía extraordinaria de la Virgen del Mayor Dolor… No sé si serán 80. Tampoco lo he preguntado  pero, qué  ejemplo de vida ver que sigue ahí! Prudente. Ahora las más de las veces junto  a la esquina delantera o en la lateral del paso.  Pendiente siempre de lo que pasa. Dónde debe estar, pero también en unos metros más alante…entre las  señoras de mantilla, peineta y rosario. Pareja indispensable, ineludible en la Semana Santa emeritense. Ojalá ese pellizco que yo siento fuera generalizado. Vete a buscarla! Majestuoso ejemplo!!!  No sé si la Semana Santa emeritense algún día os rendirá el homenaje que os merecéis, pero… Vaya pellizco de amor, de respeto, de convivencia, de … Madre! Quiero ser como ellos!

Pellizco cuando,  llegados a Santa Eulalia,  las órdenes del mando de turno de la Guardia Civil, Hermanos de Honor de la Cofradía , y muchos además hermanos de Mérida, se entremezclan con los sones de  la banda de la OJE.

Pellizco cuando suenan las cadenas, promesas realizadas, en el último tramo, justo antes de buscar la Basílica;  los primeros tímidos aplausos; el último jirón de su mano agarrando la cruz, el último abrazo del que sabe que no hay vuelta atrás… ¿Se puede sentir ese pellizco de humildad resignada? Yo lo siento. Lo siento dónde sólo duelen los pellizcos hondos…

Pellizco el que ocasiona Tú mirada cuando, mientras Tú Madre baja por la avenida de Extremadura al son de Caridad del Guadalquivir,  se escucha ¡Preparado! “Pues claro que sí. Lo estuve  siempre. Vine para eso!”.

Yo lo siento. Lo siento dónde sólo duelen los pellizcos hondos…en ese lugar dónde duelen los pellizcos del alma.

Galería de Imágenes y Videos: Marco A. Sánchez Nova, Luis Gallardo Ruíz, José Luis Moreno Palmerín y Raúl Flores Hernández.

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