
El dulce sabor del resarcimiento
Crónica Santo Entierro 2025. Calvario.
Redacción: Ana Gaviro Gómez.
Fotografías y Vídeos: Ángel M. Espinosa Cuéllar y Pedro Armario Calle.
Y Mérida se trasforma...y acaricia tiempos que se fueron...y la calle que nombra a la Hermandad se torna arco iris colorido...y vuelven, aunque menos, los señores de rostro adusto...y las insignias municipales...y la oficialidad...
Las previsiones meteorológicas eran malas, pero no tan negras como las del Viernes Santo de 2024.
A pesar de la tromba de agua que caía sobre la ciudad a las cuatro de la tarde y durante casi 60 minutos sabían que, está vez sí, había que contener la respiración y esperar aunque las miradas se repartieran entre las pantallas de los móviles, los partes meteorológicos que iban llegando y, cada pocos minutos pero de reojo, al cielo…al horizonte…Más allá de los tejados de viviendas que rodean la ermita…Más allá de la colina que preside el Castellum Aquae y que nos direcciona hacía el gran Acueducto.
Son horas previas de tensión contenida para todos y la junta de gobierno, conscientes de que esa tensión se contagia, opta por, primero, anunciar un aplazamiento de la salida y, segundo, permanecer aislada del exterior. Puertas cerradas a cal y canto en la ermita hasta la justa hora.
Saben de la importancia de lo que se traen entre manos. No hay opción. Manejan los tiempos a la perfección y puntuales a las siete y media sale la Cruz de Guía desde el lugar habitual de organización de la procesión, el patio del colegio García Lorca, del cole del Calvario…

Y Mérida se trasforma…y acaricia tiempos que se fueron…y la calle que nombra a la Hermandad se torna arco iris colorido…y vuelven, aunque menos, los señores de rostro adusto…y las insignias municipales…y la oficialidad…
El Yacente está en la calle y tras Él, como desde principios del actual siglo, la Virgen de los Dolores, ejemplo siempre de saber estar en la calle, espejo fiel de la intensidad, la importancia y lo histórico del momento que representa.
Estampas de la Mérida de ayer que se actualizan. Que se hacen eternas en el Arco de Trajano, en la puerta de ‘casa’, en Santa María, en el Callejón de la Amargura, de nuevo en la calle Calvario. Solemnes. Necesarios. Conservando tradiciones e historia. Manejando nuevos tiempos.
125 años de comunión indisoluble con la ciudad no se merecen menos. Hoy el sabor del resarcimiento no puede ser más dulce…y no solo por el tiempo
