
Protagonista: la lluvia en la arena
Crónica del Vía Crucis 2025
Redacción: José Miguel Galán Sánchez-Cortés.
Fotografías: Paco Rosco Rosco, Marco A. Sánchez Nova y Ángel M. Espinosa Cuéllar.
Media vita: en medio de la vida estamos muertos ¿a quién buscaremos en nuestro auxilio sino a Ti, Señor?
El Viernes Santo se presentaba con mucha incertidumbre por las previsiones meteorológicas, casi diría que pesimista, pero conforme fue avanzando el día y, aunque con pequeños chaparrones, las previsiones para la tarde-noche iban mejorando y ya no se preveía lluvia hasta bien entrada la madrugada: el Vía Crucis se celebraría en el Anfiteatro Romano de nuevo tras un 2024 de ausencia.
Este año de 2025 el Vía Crucis estuvo escrito y presidido por Monseñor José Rodríguez Carballo, Arzobispo de Mérida-Badajoz. Minutos antes de la salida de la procesión desde la Plaza de España, el público ya aguardaba en una larga cola la entrada al recinto monumental romano para asistir al discurrir de la talla del Santísimo Cristo de la O por la arena del Anfiteatro.
Con la estricta puntualidad habitual, llegaba la comitiva procesional a la entrada del monumento, el silencio se hacía solo roto por el canto de la Capilla Gregoriana del Calvario que entonaba “Media vita”: “en medio de la vida estamos muertos ¿a quién buscaremos en nuestro auxilio sino a Ti, Señor?”

Tras la oración inicial con la que el Sr. Arzobispo saludaba a los presentes e introducía las intenciones del acto, comenzaba la primera de las estaciones. El público aguardaba en silencio y con expectación el desarrollo del evento, no en vano para muchos de ellos era la motivación principal de su estancia estos días en la ciudad.
Textos bíblicos, reflexiones y oraciones se iban intercalando en un acercamiento a la misión cristiana en medio de un mundo plagado de injusticias y hermanos que sufren el odio y la violencia. Una misión con la que ofrecer al mundo esperanza.
Un viento helador comenzó a soplar cuando apenas se habían desarrollado un tercio de las Estaciones y, cuando nadie ya lo esperaba…. ¡agua! Lo que nadie deseaba estaba sucediendo, con la talla gótica del Cristo en medio de la arena y el público asistente desconcertado, una fina lluvia iba dando paso por momentos a un buen chaparrón.
Gran parte del público, que no había previsto tal circunstancia, fue abandonando el recinto para ponerse a resguardo, la talla fue puesta a cubierto con el fin de evitar que sufriera ningún daño. Aun así, el acto religioso continuaba su celebración y en medio del recinto, la sagrada Palabra y las oraciones no se interrumpieron en ningún momento.
Finalmente, la lluvia cesó y el Vía Crucis concluyó, la estación de penitencia se recompuso y con toda la dignidad debida, el Stmo. Cristo de la O fue acompañado de nuevo a la Sede Metropolitana donde con gran alivio, todos los presentes dieron por concluida una madrugada de Viernes Santo que la lluvia deslució.
