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El triunfo de la luz

Crónica del Domingo de Resurrección 2025. Castillos y Ferroviarios.

Redacción: Mateo Pinheiro.

Fotografías y Vídeos: Ángel M. Espinosa Cuéllar y Pedro Armario.

Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.

“Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. Los dos discípulos se volvieron a casa.” (Jn 20,3-9)

Domingo en la mañana, revuelo de túnicas y capas en la carpa, colores blancos, verdes azules y negros juntos, las dos cofradías de la Basílica se preparan para iniciar su cortejo procesional, para anunciar a la vieja y eterna Emérita Augusta, que Cristo vive, ha resucitado, ha salido de la oscuridad a la luz, aunque ya no es en el atrio de la misma.

San Juan Evangelista, de la Cofradía Ferroviaria, inicia el cortejo, le siguen los pasos de Ntra. Sra. del Mayor Dolor y Jesús Resucitado. María del Mayor dolor es ahora María de la Alegría, cambia sus vestiduras de luto por las blancas de alegría, acompañados por los sones de la Banda de Cornetas y tambores de la OJE.

Los cirios que alumbraban el camino de la pasión, se han cambiado por alegres banderines. Caminan hacia el encuentro con el Resucitado, cada paso por un camino distinto, hasta llegar a la Puerta de la Villa, San Juan nos anuncia con el despliegue de su pancarta, que Cristo Vive, que ha resucitado, que nuestra fe cobra sentido con la Resurrección, alegría y alboroto por ello.

El kilómetro cero Eulaliense, se convierte en el kilómetro cero de la fe de los emeritenses, pues se propaga a los cuatro vientos dicho momento de alegría porque ha resucitado. Pero las vueltas que da la vida. Este año, con el cambio de localización de la imagen de Santa Eulalia, de la Rambla a dicho lugar, la convierten en testigo mudo de la Resurrección en Mérida,

“Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.” (Jn 19,26-28 )

Cristo se ha encontrado con el discípulo amado aquel al que hizo responsable del cuidado de su madre, y con ella, que la hizo Madre de la iglesia y Madre nuestra. Después de esto, se va anunciando a toda la población, el mensaje de la luz, el mensaje que da sentido a nuestra fe, el mensaje que da sentido a nuestra vida.

Al aproximarse a la Plaza de España, el campanario de la Concatedral de Santa María la Mayor, se vuelve loco, sus campanas repican al viento lo más fuerte que puede para recibir al cortejo procesional.