Crónica Bendición de las Palmas 2017
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“Uno de esos momentos en los que Mérida hace una mirada atrás en el tiempo es el de la Procesión Litúrgica de las Palmas. Esencia añeja, estampas de otros tiempos que se rememoran en la mañana luminosa del Domingo de Ramos.“ |
LOS RITOS QUE SE RENUEVAN
Uno de esos momentos en los que Mérida hace una mirada atrás en el tiempo es el de la Procesión Litúrgica de las Palmas. Esencia añeja, estampas de otros tiempos que se rememoran en la mañana luminosa del Domingo de Ramos.
Cuando todo el escenario está dispuesto, cuando la ciudad con más de 2000 años de historia se dispone a acoger por sus calles las hileras de nazarenos y penitentes, la Iglesia del Carmen se convierte en aquel rincón del Huerto de los Olivos al que Jesucristo mandó a sus dos discípulos a desatar un pollino para entrar en la Ciudad Santa de Jerusalén.
Mérida, junto a las autoridades municipales y la Junta de Cofradías se dispone a acompañar a Jesucristo en su entrada a la Ciudad Santa, a rememorar la tradición que realizaron, cada Domingo de Ramos, nuestros antepasados. No hay paso, ni costaleros, solo el párroco de Santa María que, en el centro del cortejo, avanza escoltado por el Hermano Mayor de la Cofradía Infantil y el presidente de la Junta de Cofradías mientras suenan las primeras notas de las marchas que acompañarán a nuestros pasos durante toda la Semana.
Son ritos que se renuevan, anualmente, al pasar la procesión bajo el Arco de Trajano en una simbólica entrada a Mérida, en busca de la Concatedral.
Al llegar a Santa María, por la recién estrenada Carrera Oficial, los cánticos del coro envuelven el silencio de la Plaza mientras se entra en una abarrotada concatedral ante el inicio de la Eucaristía del Domingo de Ramos.
La lectura de la Pasión del Señor se hace emotiva y amena. El párroco de Santa María nos recuerda cómo San Lucas nos señaló que “el Señor lloró al entrar en Jerusalén” porque vivió las vida con pasión. “Vivir la vida compadeciéndose de los demás. Vivir la vida plena, preocupándose de los problemas de todos”.
El día, luminoso, hacía presagiar una gran tarde, la gran tarde del Domingo de Ramos.
Vídeo de José Luis Garrido:
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