Crónica Miércoles Santo 2017 (Nazareno)
|
“El dolor en los pies y en la cabeza por la corona de espina, se va desvaneciendo. Empujan desde el cielo a esta cofradía, que camina con mucho gusto hacía su recogida.“ |
NOCHE GRANDE.
El Nazareno y el Mayor Dolor. Noche grande para los castillos. En el ambiente se nota, se saborean los momentos de reencuentros y emociones. El cielo nos regala una tarde primaveral maravillosa. Bajo un sol de justicia, la Cruz de Guía de los Castillos sale a la calle junto al numeroso cortejo de esta cofradía. Una marea de fe espera al Nazareno, que asoma con su túnica color vino, para brindarnos una de las noches más impresionantes de la Semana Santa.
Sobrecogedora, es también, la salida de Nuestra Señora del Mayor Dolor. Discurre hacia la rambla, de manera medida y trabajada, a golpes de varal y meciéndose al compas de la Banda de Música de Cortes de Pelea. El Nazareno avanza por la Avenida de Extremadura, acompañado por los sones de la OJE de Mérida y el sonido de las cadenas que arrastran los penitentes.
Los pies cansados del Nazareno llegan a la Puerta de la Villa. Allí le espera su madre y la multitud. Miles de miradas atentas. Desolación en la cara de hijo, el mayor dolor de una madre. Huele a cirio y suena la voz desgarradora de Rosario Albelaira y Joaquín Mateos que interpretan el desconsuelo de ambos y el pesar de las cruces y las cadenas de los penitentes.
El Nazareno y el Mayor Dolor caminan por uno de los lugares más bellos de la ciudad, la Calle Sagasta cobra vida, se convierte cada noche santa, en una de las estampas más admiradas. Entran en carrera oficial con un andar majestuoso, al compas estudiado, de los sones procesionales. Una elegante entrada, ante un silencio sepulcral y cuyo momento te pellizca el corazón. El silencio lo rompe la coral Augusta Emérita.
Los cirios bajos de la madre de los castillos, nos dejan ver con más clarisas su apariencia. La Oscuridad de la noche, la hace todavía más bella. Es hora de volver y en el atrio de Santa Eulalia se agolpan los capirotes morados. El dolor en los pies y en la cabeza por la corona de espina, se va desvaneciendo. Empujan desde el cielo a esta cofradía, que camina con mucho gusto hacía su recogida. Es Manuel Jiménez Villahoz, Lolino que lleva haciéndolo desde las primeras horas del Miércoles Santo.
Galería Fotográfica: