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La hoja de ruta marcada en la tradición

Tras los fastos del Año Jubilar Eulaliense, tras grabar a fuego en el suelo emeritense que, en pleno Siglo XXI, la devoción y veneración a Santa Eulalia está más viva que nunca, ha finalizado un nuevo Trecenario en honor a Santa Eulalia.

Y todo ha sucedido, en este año post jubilar, con la hoja de ruta marcada en la tradición. Los tres ejercicios diarios, durante trece días de devoción, han sido de lo más concurridos, prueba de que la siembra, como nos recordaba la Lectura del Evangelio de Lucas este domingo de Besamanos, ha sido fructífera.

Porque se ha sembrado entre todos. Cientos de generaciones han ido depositando esa semilla que florece cada septiembre cuando, como hicieran aquellos agricultores de la ciudad de Mérida, se venera a Santa Eulalia.

Las cosas no pasan porque sí. Es tradición que pasa de padres a hijos, y así sucesivamente. El tiempo pasa, pero la huella de Eulalia queda. Por ello, cada día del Trecenario cobra especial sentido en el renovado entorno de la Basílica que lleva su nombre y a la que acuden fieles y devotos de todas las edades.

Así las cosas, en el primer domingo de octubre, Eulalia volvió a ser faro y epicentro de una ciudad que la venera y la adora. Creyentes y no creyentes se afanan a esa tradición heredada y que, por mucho que pasen los años, sigue estando vigente.

Eulalia en el centro de su Basílica Martirial recibió el cariño y homenaje de cientos de personas que acudieron, nuevamente, a su llamada. No hacen falta convocatorias ni anuncios oficiales, este domingo de octubre está marcado de rojo Eulaliense en la agenda de cualquier emeritense.

Se suceden, como siempre, las escenas de la abuela que la mira con ternura y confiando en volver a estar ante ella el próximo año, de los nuevos padres que quieren que su recién nacido reciba la bendición, directa, de la Santa, de quienes, en la enfermedad, le piden esperanza en este año en la que, esa palabra, cobra un matiz especial. Y en la de los nostálgicos que, con cariño, recuerdan tiempos pretéritos en un domingo especial en las devociones eulalienses.

Lo cierto es que Eulalia vuelve a estar de moda, nunca dejó de estarlo pero, hoy en día, es una bendición el poder contemplar su nueva plaza abarrotada en un ir y venir de oraciones, promesas y, sobre todo, de emeritensismo.

La huella Eulaliense queda marcada, como cada año, en el inicio de este trimestre que cerrará, solemnemente, con sus multitudinarias procesiones de diciembre. Comienza la cuenta atrás para un nuevo encuentro, esta vez en la calle, con ella.

Galería de Imágenes: Manuel Molina Bolaños y Raúl Flores Hernández.