Toda la semana se habló de lo mismo: la lluvia. Las previas no eran alentadoras y muchos dudaron. Las probabilidades de agua eran altas, al igual que la incertidumbre que se instaló en el ambiente. Aun así, contra todo pronóstico, las calles se llenaron. Muchas miradas al cielo, pero en todas esas se veía la emoción de vivir un nuevo Domingo de Ramos. 

La procesión discurrió con normalidad por el Arco de Trajano, donde la estampa de las palmas amarillas y las ramas de olivo volvió a ser el recordado símbolo de este día. Quienes salieron, lo hicieron con el deseo de revivir, aunque fuera bajo amenaza de lluvia, los ecos de otros domingos: la misma esquina, el mismo olor a incienso, las mismas miradas de otros años. 

A veces, no hace falta un sol radiante para vivir un gran Domingo de Ramos. Basta con cerrar los ojos un momento, creer y recordar.  Porque la Semana Santa también es eso: memoria. 

Como una vez escuche decir a Juan Antonio Valentín-Gamazo, realizador de Canal Sur TV : “la Semana Santa no es ver sólo a las hermandades en la calle, sino revivir los recuerdos que te produce aquella esquina donde la viste por primera vez”. 

Así que revivamos recuerdos para crear unos nuevos.

¡¡ Feliz Domingo de Ramos.!!!