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Reseña Histórica

Por Mario Hernández Maquirriaín (Periodista y portavoz de la Junta de Cofradías)

En el año 1979, un grupo de cofrades se pone manos a la obra para la creación, de nuevo, de la Junta de Cofradías con un organigrama interesante y muy operativo formado por una parte “ejecutiva” con un presidente, vicepresidente, secretario y tesorero, que eran elegidos por el pleno de Hermanos Mayores que, a su vez, estaban acompañados por un asesor cada uno.

Una primera junta que estuvo presidida por José María Álvarez Martínez al que le acompañó en la vicepresidencia Alfonso Carbajo Molinero, Jesús Barrón como secretario y Vicente Aragoneses Ferrero como tesorero. Junto a ellos, los cinco hermanos mayores: Federico de las Heras por el Calvario, Ángel Fernández Chacón por los Castillos, Luciano de la Osa por los Ferroviarios, Pablo Burgos por la Infantil y Carlos Cascón por la Cofradía del Prendimiento. Todos acompañados, como se señaló anteriormente, por un asesor.[1]

Aquella Junta de Cofradías nacía para evitar la “pequeña crisis[2] que se estaba viviendo en la Semana Santa. Para ello, los Hermanos Mayores contactaron con personas que “bien por su anterior dedicación en las distintas cofradías, o por su reconocido amor a estas tradiciones tan nuestras, pudieran colaborar formando parte de la misma”.

¿Su objetivo? El engrandecimiento de la Semana Santa, coordinar el trabajo de todas las cofradías respetando, eso sí, su propia independencia. Se trataba de lograr que los problemas comunes se trataran en armonía de manera que se pusiera punto y final a las pequeñas diferencias que pudieran existir entre todas. También nacía con el objetivo de colaborar con las autoridades religiosas y buscar la colaboración de las autoridades civiles.

Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cofradía del Nazareno

Así mismo, se marcaron como objetivo la potenciación del Pregón de la Semana Santa, el Vía Crucis y el Sermón de las Siete Palabras y la Revista de la Semana Santa.

Hay que decir que, de esa primera declaración de intenciones, han llegado hasta la actualidad todos los deberes hechos y con creces pues, además de limar asperezas, que no los piques “sanos”, en la actualidad, las autoridades religiosas colaboran, codo con codo, con la Junta de Cofradías; las autoridades civiles ayudan económica y materialmente a la misma y al desarrollo y promoción de su celebración; el pregón está plagado de importantes firmas del panorama nacional, regional y local, la Revista es un referente de calidad literaria y visual, y el Vía Crucis es, ahora mismo, el “buque insignia” de la Semana Santa emeritense… Solo quedó en el camino el Sermón de las Siete Palabras que, con el paso de los años, vino decayendo y dejó de celebrarse, aunque, como siempre, la última palabra no está dicha… nunca mejor dicho.

Se fue poniendo orden a las cosas y, a partir de la Semana Santa de 1980 establecieron que, para participar en las Estaciones de Penitencia de cada Hermandad, había que obtener una papeleta de sitio, que por aquel entonces costaba 100 pesetas. De esta manera, se rompía con la anarquía en los desfiles procesionales y se obligaba a los hermanos que se comprometían a participar a hacerlo bajo las normas de la Cofradía. Además, se establecía la obligatoriedad de ser hermano de cada cofradía para poder participar en las Estaciones Penitenciales.

En el año 1981, y aunque las hermandades pasaban obligatoriamente por la Plaza de España y la Puerta de Santa María, no había establecida ninguna “carrera oficial”. Por ello, se instituye el recorrido Puerta de la Villa, Calle Santa Eulalia y Plaza de España. Posteriormente, a partir del 2007, la Junta de Cofradías escucha las reivindicaciones de capataces y costaleros que, ante la proliferación de luminosos en la calle Santa Eulalia, denuncian el enorme esfuerzo y trabajo que deben realizar, además de las negativas consecuencias en temas de salud para los costaleros. Se decide entonces que el paso obligado sea la puerta de la Concatedral.

Volviendo a los ochenta, hay que buscar alegrías. Fruto de sus esfuerzos, en 1983, la Cadena Ser entrega a la Junta de Cofradías el reconocimiento de “Extremeños del Año” que vino a animar, como es lógico, el trabajo de los cofrades emeritenses. Posteriormente, en 1986, recibieron el premio anual del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT).

En cuanto a las relaciones con las instituciones civiles, cabe destacar la firma del acuerdo con el Ayuntamiento de Mérida en el año 1987 por el que se fijó la cuantía de la subvención municipal que, a partir de ese año, iba a aportar la institución municipal y que se mantiene, salvo alguna que otra excepción, en la actualidad.

La potenciación de la “Procesión del Silencio” fue otro de los hándicaps de esta Junta. Ello sumado al anhelo de procesionar al Cristo de la O como titular de la Junta de Cofradías y al deseo de potenciar las estaciones penitenciales en el entorno monumental dio lugar al Vía Crucis al Santísimo Cristo de la O.

La Junta de Cofradías ha sufrido varias remodelaciones en su composición. Primero las lógicas del cambio de mandato de los Hermanos Mayores y, por otra, los cambios en la presidencia y comisión ejecutiva de la misma. Así, en el año 1992, tras la Semana Santa, José María Álvarez Martínez cedía el testigo a Alfonso Carbajo Molinero.

En este sentido, siempre habrá que destacar el trabajo de la primera ejecutiva de la refundada Junta de Cofradía, que junto a los sucesivos hermanos mayores, fue poniendo los cimientos de una Semana Santa potente en el aspecto religioso, imaginero, organizativo y turístico. Ámbito este último que, aunque no le correspondía directamente, se hacía en correspondencia a la colaboración con las autoridades municipales.

Alfonso Carbajo presidió la Junta de Cofradías hasta el año 2001, bajo su mandato se comenzó a celebrar el Vía Crucis en el Anfiteatro. Tras su marcha tomó las riendas José Luis Mosquera Müller, que dimitió al año siguiente, teniendo que asumir el cargo hasta final de mandato José Pérez Garrido.

Imagen del la Entrada de Jesús en Jerusalén, la Burrita. Cofradía Infantil

A éste, tras la Semana Santa de 2003, le sucedió como presidente José Antonio Calvo Delgado quien permaneció como cabeza visible de la Institución hasta el año 2007. Hay que destacar de este último periodo, el inicio de la representación del Juicio de Caifás en el Templo de Diana presidido por el paso de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli y la consolidación definitiva del Vía Crucis al Cristo de la O en el Anfiteatro romano.

El final de la Semana Santa de 2007 supuso el fin para la hasta entonces denominada “Junta de Cofradías”, tanto en el nombre como en su configuración. Las nuevas Normas Diocesanas establecían el organigrama en el ámbito arciprestal con lo que la de Mérida pasaba a denominarse “Agrupación Arciprestal de Hermandades y Cofradías” y en ella se incluía a la Asociación de la Virgen y Mártir Santa Eulalia, a la Hospitalidad Nuestra Señora de Lourdes y a la Hermandad de Nuestra Señora de la Salud, de Esparragalejo.

Además, se estableció como preceptivo que el presidente de la Agrupación fuera un Hermano Mayor, cargo que recayó en Agustín Velázquez, por entonces Hermano Mayor de los Castillos. En este sentido, las Hermandades, decidieron además que la cabeza que les dirigiera para la “Comisión Junta de Cofradías” que se enmarcaba en la Arciprestal, fuera la misma. De esta manera se evitaba la bicefalia.

En esta etapa se ha incidido en dos puntos fundamentales. El primero y básico, el de la labor asistencial y el segundo el de la promoción exterior de la Semana Santa.

En el año 2014, Agustín Velázquez, tras ser nombrado como Delegado Episcopal para Patrimonio Cultural por el Arzobispo D. Santiago García Aracil decide dejar el cargo. Tras votación de los hermanos mayores ocupa la presidencia el actual presidente Luis Manuel Pérez Colomo. Bajo su mandato se intensificó la labor solidaria iniciada por su predecesor, se modificó la elección del cartel anunciador, que pasó a elegirse por concurso fotográfico que, anualmente, se falla en la Semana del Corpus para que, el cartel, sea la imagen representativa, durante todo el año, de la Semana Santa siguiente. Además, en ese periodo, se ha modificado la estética de la Carrera Oficial con un vallado extraordinario, fruto de la estrecha colaboración con el Ayuntamiento que, en este sentido, se ha volcado en los últimos años con la estética del “punto neurálgico” de la Semana Santa.

Así mismo, en esta etapa, llega la reestructuración del organismo dotándolo de un nuevo estatuto siguiendo las directrices del nuevo Delegado Episcopal de Hermandades que actualice la función y la misión de la Junta de Cofradías y su implicación en aspectos como la formación y el diálogo constante entre las Hermandades. Un nuevo camino con todo lo bueno de lo aprendido en toda esta larga andadura que encabeza el actual presidente Luis Miguel González Pérez

[1] Revista Semana Santa 1979. “Acta de Constitución de la Junta de Cofradías”. p. 11.

[2] Revista Semana Santa 1979. “Habla la Junta de Cofradías”. p. 13

Vídeo promocional de la Semana Santa de Mérida

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